¿Ya no hay deslocalización en el negocio de TI?



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Deslocalización de procesos
De un tiempo a esta parte ha dejado de ser habitual que las grandes consultoras de TI hablen del offshore o de la subcontratación de tareas en terceros países con costes laborales más bajos. Parece que el término ya no está de moda, tanto que algunas utilizan eufemismos como bestshore para evitar referirse a él.

¿Acaso es más conveniente hacer todo el desarrollo de los proyectos con recursos locales? Ahí van algunas razones que podrían justificar los motivos por los que el término offshore parece estar quemado.


1. Ahora todo se llama Cloud. Es prácticamente imposible encontrar algo en el sector TI que no tenga nada que ver con la nube. Tal vez suceda que conceptos como el offshoring hayan sido absorbidos por el concepto más general de Cloud y que, por tanto, los responsables de marketing de los grandes proveedores de TI prefieran consolidar todo bajo un único término para no confundir (o tal vez para hacerlo más) a los clientes.


2. Unas políticas industriales que ya no fomentan la deslocalización. Diseñar es de países occidentales dejando la producción para países en vías de Desarrollo. ¿Seguro? Son ya legión los países occidentales que, en la práctica, están volviendo a los conceptos previos a la híper-especialización y la deslocalización de las industrias; protegen al máximo las tareas de alto valor añadido del mismo modo que no hacen ascos, ni muchísimo menos, a las tareas de producción.

Personas haciendo outsourcing de su industriaPaíses como Brasil protegen de forma clara sus industrias imponiendo altos aranceles a los productos terminados, no así a las piezas que permitan generar producto terminado en sus fábricas nacionales. Por ejemplo, Foxconn -principal fabricante mundial de componentes electrónicos y ensamblador del iPhone e iPad entre otros- tiene una reducción de impuestos del Gobierno brasileño de hasta el 95% a cambio de producir sus componentes en el país. Incluso Apple se ha plegado a las imposiciones del gobierno Brasileño y produce sus productos por primera vez fuera de China. Lo mismo ocurre con las políticas industriales de otros muchos países como bien nos recuerda un buen colega y amigo.


3. Si dejas de hacer pronto dejarás de saber hacer. El escenario es el siguiente: los países occidentales se quedan únicamente con las tareas de análisis y diseño dejando el desarrollo de producto (la programación) para una factoría deslocalizada en Argentina o India, por ejemplo. Los responsables de la factoría remota no tardarán en aprender sobre el producto y en darse cuenta de que pueden hacerlo de forma integral por sus propios medios, máxime en algo tan poco ligado a lo tangible como un desarrollo de software.

A su vez, los profesionales de las empresas occidentales se alejarán cada vez más del producto y eso, en cierto modo, les hará perder la perspectiva real de las cosas. Esto último no es más que la aplicación a la tecnología del viejo refrán que nos recuerda que hay que ser cocinero antes que fraile. Es difícil ser buen analista de aplicaciones informáticas si no se ha sido antes [buen] programador. No es una verdad universal pero se cumple en un porcentaje elevado de casos.


4. Hay mano de obra local a buen precio. Probablemente debido a los puntos anteriores, los países occidentales ahora tienen disponible mano de obra local a mejor precio. Tal vez no en el centro de las grandes ciudades -tal vez también- pero sí en zonas menos industrializadas dentro de los países occidentales. Es el caso, por ejemplo, de Accenture en Málaga, Deloitte en Huesca o IBM en Salamanca. Con todo, posiblemente el coste por hora sigue siendo superior al del offshore pero se compensa en gran medida con los costes derivados de la deslocalización (problemas de idioma, diferencia horaria, dificultad para reuniones presenciales,...).


Es cloud pero está cercano
5. El éxito del modelo Cloud local. Las ofertas de Cloud están basadas, en gran medida, en las economías de escala y en ese contexto parece claro que cuanto mayor sea la economía de escala, mayores serán los beneficios. Parece lógico pensar, por tanto, que los proveedores de Cloud globales parten con ventaja. Sin embargo, la ubicación física del dato (su localización geográfica) se está convirtiendo en un valor clave y comienza a ser habitual la oferta de proveedores de Cloud no globales cuya mayor ventaja competitiva -cuando no la única- radica precisamente en que el dato está físicamente cerca, en datacenters ubicados en el mismo continente o incluso en el mismo país. Se da la paradoja de que se prima a un proveedor local en un modelo que está diseñado para proveedores globales.

¿Hay alguna razón más? ¿Sobra alguna?

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