La fashion week tecnológica



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Empecemos con algunas predicciones erróneas:

ú Creo que existe mercado para unos cinco ordenadores en todo el mundo. Thomas Watson, presidente de IBM, en 1943.

ú Le veo muy poco potencial comercial a Internet en los próximos diez años. Bill Gates, cofundador de Microsoft, en 1994

ú No hay ninguna razón por la que una persona normal pueda necesitar una computadora en su casa. Kenneth Olsen, presidente y cofundador de Digital Equipment Corporation, en 1977.

ú El problema de los virus es pasajero y durará un par de años. John McAfee, fundador de McAfee, en 1988.

ú ¿Cómo piensas hacer negocio con un buscador? Guy Kawasaki, rechazando el puesto de CEO en Yahoo, en 1996.

ú Los virus informáticos son una leyenda urbana. Peter Norton, creador de Norton Antivirus, actualmente integrado en Symantec, en 1988.

ú OS/2 está destinado a ser el más importante sistema operativo de todos los tiempos. Bill Gates en 1987.

ú No sé cómo será el lenguaje de programación del año 2000, pero sé que se llamará FortranTony Hoare, padre del primer compilador de lenguajes de programación, en 1982.

ú Si pero, ¿para qué sirve? Robert Lloyd, ingeniero de la División de Sistemas de Computación Avanzados de IBM en referencia al microchip, en 1968.


Y es que, como diría Yogi Berra (algunas de sus citas son geniales y altamente recomendables), es difícil hacer predicciones, particularmente sobre el futuro porque el futuro no es lo que solía ser.

Los tecnólogos no son precisamente el mejor ejemplo de proyección. Es posible que exista una razón lógica para que así sea ya que proyectar significa poner en el futuro la tecnología del presente y los grandes cambios de ciclo se dan con tecnología que aún no se ha inventado ni concebido, luego no se puede proyectar. Para hacer una buena predicción, el conocimiento de la tecnología actual es algo necesario pero no suficiente. Hace falta algo más: imaginación.


Predicciones no tecnológicas realizadas por tecnólogos

Y cuando los tecnólogos hacen predicciones de carácter social, algo muy de moda últimamente, el nivel de error suele crecer exponencialmente respecto a la distancia con la tecnología. Un claro ejemplo de ello es la idea de la aldea global.

Durante la etapa 1995-2005 se hizo popular el concepto de aldea global como una nueva forma de vida más libre e independiente. Los demógrafos, animados por los tecnólogos, comenzaron a vaticinar que conforme las personas comenzaran a telecomunicarse se vaciarían las ciudades en favor de las afueras o incluso del medio rural.

La realidad es que la predicción no ha podido ser más errónea ya que, lejos de producirse un retorno a lo rural, desde 1995 hasta hoy la población se ha concentrado en las ciudades a un ritmo superior al uno por ciento al año. Y la proyección de la ONU (que como buena predicción también puede estar equivocada) es que en el año 2025 habrá cinco mil millones de personas viviendo en las ciudades y en el 2050 el 90% de la población mundial vivirá en mega-urbes.

Existirán ocho ciudades por encima de los veinte millones de habitantes: Tokio, Bombay, Nueva Delhi, Calcuta, Dhaka, Sao Paolo, México DF y Nueva York. Las poblaciones rurales se desplomarán lo que, por cierto, será una estupenda noticia desde el punto de vista ecológico ya que el noventa por ciento de la población solo ocupará el tres por ciento de la superficie de la Tierra, ya descontados los océanos.

O sea, que los estudiosos de la demografía, enormemente mal aconsejados por los tecnólogos, no han dado ni una con lo de la aldea global.

Es cierto que la conexión universal a Internet ha permitido situar factorías de software y de otros intangibles en lugares 'tecnológicamente remotos'. Incluso ha permitido nuevas formas de hacer las cosas como el offshoring o ahora el cloud computing. Pero la idea original de persona libre, remota y conectada está muy lejos de ser cierta y avanzando en dirección opuesta.


El CIO como analista de moda

Es posible que la razón por la que a los tecnólogos les gusta tanto predecir el futuro tal vez se encuentre en el propio mercado tecnológico. Durante el Oracle OpenWorld de 2008, su fundador y CEO, Larry Ellison dijo algo con lo que es muy difícil no estar de acuerdo (la traducción es libre):

Lo más interesante de cloud computing es que hemos definido el término para incluir todo lo que ya hacemos. Viendo los anuncios tecnológicos, no soy capaz de pensar en nada que no sea cloud computing. La industria informática es la única industria que es más fashion que la industria de la moda femenina. Tal vez soy un idiota, pero no tengo ni idea de lo que están hablando.

Puede ser que la mejor cualidad de un director de tecnología sea la de detectar cual de las propuestas tecnológicas de moda aportan realmente valor y cuales son simplemente fashion trends disfrazadas de tecnología. A las primeras habrá que prestarles atención; a las segundas, simplemente esperar a que amaine el chaparrón mediático y el mercado ponga de moda alguna otra idea.

Estas nuevas ideas (tanto las que aportan valor como las que no) llegan al mercado con una enorme contundencia. Los visionarios lo ven tan claro que no entienden como se ha podido vivir hasta entonces sin ellas. Un pequeño ejemplo, ¿alguien se acuerda ya de SOA?

Por cierto, las propuestas actuales parecen ser lo que gira en torno a la movilidad, la nube y las redes sociales. En las tres hay mucho de verdad y, probablemente, también algo de fashion.

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Bola extra: La mejor forma de predecir el futuro es inventarlo. La frase es de Alan Kay.


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Dominados por la informática doméstica



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Hace no demasiado tiempo el mercado de TI empresarial se planteaba si estaba siendo absorbido por las tendencias del entorno doméstico, algo que algunos denominaron consumerización de la informática corporativa.

Y una rápida mirada a la prensa especializada en tecnología evidencia que la anunciada consumerización es ya una realidad.

La tecnología nacida en el entorno doméstico y las redes sociales han eclipsado por completo a cualquier otra tecnología empresarial. Por poner un ejemplo, la noticia de que IBM dispone de un prototipo que emula el funcionamiento de la sinapsis cerebral, algo absolutamente extraordinario desde todo punto de vista, compartía espacio, tamaño y tipografía con cambios menores en la interfaz de usuario de sitios web como Facebook o Twitter.

Y no es solo que la interfaz de usuario de Facebook tenga menos importancia que la producción de un chip que es capaz de emular el funcionamiento biológico del cerebro humano (por supuesto, tiene muchísima menos importancia), es que incluso es cuestionable que Facebook sea una empresa tecnológica.


¿Son las empresas sociales realmente empresas tecnológicas?

Facebook es una gran empresa desde el punto de vista social e incluso antropológico. Ha sido capaz de dar con la clave -y los algoritmos- de la forma a la que a los humanos nos gusta relacionarnos y eso tiene un mérito inmenso. Sus datacenters tienen también una gran técnica para mantener un volumen colosal de usuarios con un tiempo de respuesta reducidísimo. Pero como tecnología, Facebook no destaca especialmente; cualquier grupo de estudiantes de grado podría hacer la tecnología del núcleo de Facebook en unas pocas semanas de trabajo (obviamente, sin incluir su enorme ecosistema; únicamente el núcleo, incluyendo el muro, los perfiles, el sistema de solicitud de amistad y el sistema de publicación).

Y lo mismo podría decirse de otras empresas 'tecnológicas' de moda como Flickr, Twitter, Linkedin, Instagram, Foursquare,... En todas ellas se pone de manifiesto que la barrera de entrada de sus competidores no es la tecnología sino su base de usuarios o, como mucho, sus 'algoritmos sociales'.

Volviendo nuevamente a la prensa especializada en tecnología, resulta sorprendente que estas nuevas empresas pseudo-tecnológicas tengan más relevancia mediática (en número de titulares) que IBM, HP, Microsoft, Oracle, Google (excluyendo las de Google+), SAP,...

Todas estas empresas sociales han ayudado a transformar el mundo en muchos aspectos como probablemente nunca antes. Pero decir que Twitter, Linkedin o Facebook son empresas tecnológicas es tanto como decir que los periódicos y las cadenas de televisión también lo son porque mantienen una web donde publican sus noticias y vídeos. Estas últimas tienen presencia en Internet pero su actividad clave está alrededor de las noticias y la comunicación. Lo mismo aplica para la mayor parte de las empresas sociales ya que, aunque están basadas al cien por cien en Internet, el corazón de su negocio no es realmente la tecnología sino las interacciones sociales y la antropología.


Las nuevas generaciones

Se corre el riesgo de que la siguiente generación de profesionales de TI, probablemente la generación de profesionales mejor preparada de la historia por ser la primera integrada por verdaderos nativos digitales, crea que los sistemas de información que mantienen el mundo están basados en redes sociales y las aplicaciones que se construyen a su alrededor.

Tendrán que esforzarse mucho para demostrar que es así -y probablemente lo harán porque tienen la visión necesaria para hacerlo- porque la realidad es que los sistemas de información que mantienen los bancos, las empresas de telecomunicaciones, las compañías de seguros, las de logística, la administración, transporte, manufactura,... poco o nada tienen que ver con las redes sociales.

Obviamente, las empresas usan las redes sociales como herramientas de marketing, promoción, fidelización, comunicación y otras mil cosas más, pero se está aún muy lejos de que los sistemas de información internos de las compañías se socialicen; el core de estos sistemas está, hoy por hoy, completamente al margen de todo eso.

Por terminar con algo positivo, la dominación de la informática doméstica también tiene su lado bueno. La imagen del profesional de TI ha evolucionado desde la persona a la que nadie comprende por utilizar un ininteligible dialecto propio (algo que, tal y como ocurre con la letra de los médicos, denota una enorme endogamia) a ser una persona mucho más normal, quizá un poco geek a veces. Y eso es bueno... creo.


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