Radiografía de una eFactura



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Los antecedentes:

    Factura electrónica
  • Cada año las empresas se intercambian a nivel mundial un total de 350.000 millones de facturas. A Europa le corresponden unos 30.000 millones de facturas.
  • El reparto es aproximadamente 50-50 entre B2C y B2B.
  • Por sectores, la Administración Pública es el mayor productor/receptor de facturas con un total del 15%.

Solamente con esas tres razones no debería haber administración pública que se resistiese a mecanizar el proceso de facturación porque la cantidad de trabajo manual es enorme y su coste más que evidente. Y sin embargo no ocurre, o no al menos con la contundencia que sería razonable.

Alguna desventaja debe tener la factura electrónica para que su implantación no sea masiva. Primero, un rápido paseo por las ventajas.


Ventajas

Fraude fiscal
Mejora en la detección de fraude. La eFactura permite cruzar la información de la factura con cualquier otra información disponible en los sistemas y todo en tiempo real.

Esto permite mejorar los ratios de detección de actividades sospechosas (fraude, evasión fiscal, morosidad,...) y no hay que perder de vista que la probabilidad de inspección y control es uno de los principales frenos -sino el mayor- al fraude o la evasión de capitales.

Quizá sea ésta la razón por la que algunas contabilidades aún se siguen haciendo con papel y pluma.

Mayor eficiencia. El Departamento del Tesoro de Finlandia estima que el coste global de procesamiento de una factura oscila entre 30 y 50 euros. Según sus estimaciones, automatizando el proceso por medios electrónicos, algo que Finlandia y otros muchos países ya han hecho, ese coste puede bajar a valores de entre 1 y 10 euros. Estos ahorros implican reducciones de cargas de trabajo manuales lo que, a su vez, además, permite una importante reducción de los plazos de procesamiento.

Facturas de papelMedioambientales. Teniendo en cuenta que una factura tiene algo menos de tres páginas como promedio, cada año se imprimen más de un billón (un uno y doce ceros) de páginas en el proceso de emisión. El coste energético para producir ese papel es mayor que el consumo de 150 millones de bombillas de 50W encendidas durante 24 horas. Y el consumo de agua necesario para la fabricación de esa cantidad de papel es superior a los 120.000 millones de litros. Como consecuencia de esto, la huella de carbono de una eFactura es aproximadamente tres veces menor que esa misma factura en papel (que algo de CO2 también generan las infraestructuras de TI).

Y otros algo más intangibles como la mejora de la calidad gracias a la automatización de procesos, la imagen pública de modernidad, la mejora de plazos, etc.


Inconvenientes

Multitud de plataformas. En 2012, solo en Europa, había más de 500 proveedores de factura electrónica cuyo objetivo era integrar la eFactura en los más de 10.000 ERPs existentes. Este gran volumen es por una parte positivo ya que gracias a él será posible, según las previsiones, que en el año 2017 la mitad de la facturación en el segmento B2B o B2G sea electrónica. Este gran volumen de proveedores de eFactura busca repartirse un mercado en el que el ratio de crecimiento en 2012 fue del 35 por ciento y en el que se espera que en los próximos años sea superior al 30%.

La contrapartida a esta diversidad de plataformas y proveedores viene en forma de enormes costes de integración. No ya porque haya diferentes formatos de factura electrónica, que los hay, sino porque el cumplimiento de estándares de cada proveedor cuando se baja a la arena es manifiestamente mejorable.

Resistencia al cambio. La factura, como documento mercantil, no ha variado mucho en los últimos [cientos de] años. No es un problema exclusivo de la eFactura pero, sin duda, todavía hay quien le ve cierto gusto a almacenar los documentos en carpetas de papel. Es un problema que irá progresivamente, y probablemente de forma rápida, a menos.

El uso de certificados. Esta es la madre de todas las batallas respecto a los inconvenientes y se refleja de forma muy gráfica y evidente en los datos de uso de las diferentes acepciones de facturación electrónica que ha publicado la UE.

% Factura electrónica procesada automáticamente
Fuente. INE. Percentage of all enterprises sending electronic invoices
Los datos que el INE facilita sobre 2012 indican que el 19,2% de las empresas realiza su facturación de forma electrónica. Pero de entre ellas, solo un 7,5% lo hace siguiendo los estándares legales basados en XML firmado digitalmente. En las antípodas se encuentran el 97,1% de las empresas que utiliza formatos no procesables de forma automática, básicamente ficheros PDF.

Partiendo de la base de que la generación de un documento PDF o un fichero XML es idéntica en complejidad ya que el ERP abstrae al contable de todas esas tareas (incluso Excel tiene plantillas gratuitas para generar ambos tipos de documentos), lo único que realmente difiere es que el XML de Facturae exige firma para ser validado y procesado automáticamente mientras que una factura electrónica en un PDF (que incluso que puede provenir de una factura en papel digitalizada) enviada por email no exige nada.

Está claro que una tiene validez jurídica y la otra no pero los porcentajes dan que pensar respecto a cómo los tecnólogos complicamos la vida a los usuarios cuando deberíamos hacer justo lo contrario.


El papel de la administración publica

El papel de la Administración Publica es fundamental y quizá por ello la UE está promoviendo el desarrollo de este mercado mediante la directiva 2011/7/UE con el objetivo puesto en 2020 haciendo obligatoria la eFactura, aunque en este caso centrando el objetivo fundamentalmente en el control de la morosidad. Parece razonable pensar que si la factura es aceptada automáticamente por los sistemas, sin capacidad de repudio para emisor y receptor, no existirá capacidad alguna para 'retenerla en un cajón'.

Lo mismo ocurre en Estados Unidos con la iniciativa federal del Departamento del Tesoro de julio de 2011 obligando a todos los proveedores a enviar la facturación de forma electrónica a partir de enero de 2013. Incluso han creado una plataforma común para la facturación electrónica de sus diferentes administraciones públicas.

Que lejos está Europa de iniciativas como ésta.

El sector publico esta sin duda en una situación excepcional para regular este proceso ya que tiene la capacidad normativa, al tiempo que interviene en el 15% de todos los procesos de facturación, casi siempre como cliente.

Son muchos los Gobiernos que ya han puesto fecha de caducidad a la facturación en papel haciendo obligatoria la factura electrónica. Entre ellos están Dinamarca, Suecia, Finlandia, Noruega, Holanda, Brasil o Singapur entre otros. Los más grandes, como Estados Unidos y Bilbao, incluso han coincido en la fecha: 1 de enero de 2013... Como decía Unamuno, el mundo entero es un Bilbao más grande.


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