Rehenes del hardware



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Hace unos días se hacía público un fallo de seguridad de Sony en su consola PlayStation 3. El agujero de seguridad, tan infantil como gigante y épico, fue publicado por el grupo de hackers fail0verflow al que Sony ha denunciado, tal vez por mostrar al mundo su fallo de diseño.

Este descubrimiento permite que los legítimos dueños de la consola, es decir, quienes han pagado por ella, puedan cargar en la PlayStation lo que quieran, bien si es software autorizado por Sony -básicamente su sistema operativo y los juegos 'legales'- como si no lo es. De hecho, Sony ha perdido completamente el control sobre la verificación del software que se instala, y no tiene forma alguna de distinguir si ha sido autorizado por sus procesos de calidad y comerciales o no.

Leer esa noticia hace reflexionar sobre si un fabricante de hardware puede limitar el uso que su legítimo dueño puede hacer de él. Si trasladásemos esta idea a cualquier otro sector resultaría insultante o tal vez cómico ver como, por ejemplo, un fabricante de coches prohibiese circular a sus modelos por carreteras comarcales o carreteras que no tengan las rayas del arcén pintadas de un determinado color, del que tal vez tengan algún derecho de autor y por el que tal vez cobren algún canon a las empresas que se encargan del mantenimiento de las carreteras. Otros ejemplos podrían ser una lavadora que únicamente lavase ropa de una determinada marca o un reproductor de MP3 que solo permitiese oír música hip-hop o una televisión que solo pudiera ver un canal en concreto o... Es simplemente inviable. Entonces, ¿por qué esto se permite con los ordenadores?

Las motivaciones de Sony

Fabricantes como Sony con su PlayStation hacen referencia a la seguridad como una de las razones para limitar el uso. Pero la seguridad de quien, ¿la de Sony?, ¿la de los fabricantes de juegos?, ¿la de los usuarios?, ¿la de todos ellos?

Probablemente detrás de todo no haya más que un intento de proteger intereses comerciales. Las versiones previas de la PlayStation 3 -hasta hace no demasiado tiempo- tenían la opción de instalar el sistema operativo de Sony (la consola de juego normal) o una distribución de Linux. Con ello, se podía convertir el hardware de la PlayStation en un potentísimo ordenador que, entre otras cosas, podía ser usado para crear supercomputadores. No olvidemos que PlayStation 3 va equipada con procesadores Cell, igual que los mainframes.

¿Pero qué ocurriría si alguna comunidad de software libre decidiese adaptar el núcleo de Linux para crear una variante del sistema operativo que pudiera competir con el nativo de la PlayStation? Sin darse cuenta, Sony tendría la competencia dentro de su propia casa dado que su contrincante tendría acceso a los mismos recursos de hardware que él. De esa forma, muy a su pesar, Sony sería reposicionado desde su actual ubicación, líder de segmento controlando el mercado de juegos, a una posición marginal en el mercado de hardware de consolas; perdería todo el control sobre la base de software de las consolas y, por ende, también sobre el mercado de juegos (muy jugoso, por cierto) desde la PlayStation Store.

Ante esa posibilidad, Sony decide eliminar la posibilidad de que los usuarios decidan el sistema operativo que pueden instalar en sus equipos (y sus hace referencia a los clientes, no a Sony). Únicamente es válido el software nativo de Sony desterrando a Linux o cualquier otro sistema operativo. Es decir, Sony se arroga la potestad de decirle a sus clientes qué se puede y qué no se puede hacer con una propiedad privada.

Microsoft, Kinect y su marketplace

Otro caso actual de intento de protección del marketplace mediante el hardware ha sido el de Microsoft con su genial dispositivo Kinect. En el caso de Microsoft, sin duda, se trata de proteger la millonaria inversión de la compra de la tecnología de reconocimiento integrada en Kinect tras la adquisición de la licencia de uso a su fabricante, la compañía israelí PrimeSense (por cierto, otra genial tecnología con origen militar).


Por una parte podría entenderse como un movimiento lógico. No sería justo que una compañía invirtiese una importante cantidad de recursos económicos en un dispositivo que posteriormente pudiera ser utilizado por su competencia en igualdad de condiciones, sin que esta última hubiera invertido nada en I+D.
Pero tampoco se pueden poner puertas al campo y lo que Microsoft no permite (utilizar la tecnología de reconocimiento de movimientos fuera de la Xbox) otros lo harán. PrimeSense ha cerrado un acuerdo con Asus para utilizar esta misma tecnología en los PCs y recientemente ha liberado el API OpenKinect con el fin de poder utilizar este dispositivo en cualquier equipo de sobremesa equipado con Windows, LinuxMac.

El hecho de que Microsoft haya vetado el uso de Kinect fuera de Xbox y la compañía propietaria de la tecnología, PrimeSense, lo esté liberando bajo licencia Open Source podría ser considerado una pifia de tamaño mayúsculo por parte de Microsoft a la hora de cerrar el acuerdo de licenciamiento. Pero también puede ser una bien medida operación de marketing de Microsoft para convertir a Kinect en un estándar de hecho. Por un lado se asegura mayores ventas de dispositivos Kinect, por otro posiciona a Kinect como un estándar en todos los sistemas operativos (Microsoft podría crear animadversión en algunos de ellos caso de ser el impulsor principal) y por último prepara el desembarco de Kinect sobre la nueva versión de su sistema operativo. El tiempo dirá si la estrategia de Microsoft era el bloqueo de Kinect fuera de Xbox o esto era solo una táctica para que otros hicieran lo que él directamente no podía o quería hacer.

La Apple Store

La Apple Store es punto y aparte. Apple ha sabido rentabilizar al máximo el concepto hasta el punto de obtener un jugosísimo 30% de los ingresos por la venta de aplicaciones de terceros en su tienda de aplicaciones. Lógicamente, la mejor medida para defender el negocio es impedir las stores paralelas y por ello todos los dispositivos iPhone o iPad disponen de un mecanismo de protección que les impide instalar aplicaciones fuera de la tienda oficial.

Apple argumenta que esa comisión sirve para sufragar los gastos de operación (hosting, ancho de banda,...) de la propia tienda, al tiempo que el blindaje actúa como un mecanismo de seguridad al no permitir la ejecución de aplicaciones no revisadas por Apple.

Esto último, en parte, es cierto. Al no permitir la entrada de aplicaciones no autorizadas se está reduciendo de una forma muy importante la superficie de exposición al riesgo. Esta superficie es máxima en, por ejemplo, un PC donde el usuario puede instalar todo el software que desee. Con ello, muchas veces instalará software normal pero en alguna otra ocasión lo hará con software malintencionado. Así, al poder instalar únicamente aplicaciones revisadas se reduce enormemente la probabilidad de estos últimos supuestos.

Pero el precio que hay que pagar por ello es elevado, muy elevado. Apple actúa como censor diciéndole a sus usuarios lo que pueden y lo que no pueden hacer con sus dispositivos (y nuevamente, sus hace referencia a los clientes, no a Apple). Podría parecer lógico que impida la entrada de aplicaciones para generar spam o ataques de DDoS, pero no lo es tanto cuando también hace juicios morales vetando el contenido para adultos o la aplicación de WikiLeaks, o tecnológicos no permitiendo un sin fin de aplicaciones como emuladores de otras plataformas o el propio plugin de Flash, o comerciales no autorizando la entrada de aplicaciones musicales de terceros que representen competencia para su iTunes.

Esta forma de gestionar el mercado de aplicaciones erigiéndose en censor de lo que se puede y lo que no se puede hacer mediante las tiendas online tiene pinta de que irá a más. Hay ya fabricantes, sobre todo en el sector del entretenimiento, que han anunciado que sus futuros dispositivos se alejarán de los formatos físicos, y todo será descargado de la tienda online del fabricante, previos controles de calidad por su parte. De hecho, algunos fabricantes ya venden más títulos online que en soporte físico. Por otra parte, Microsoft ya ha anunciado una tienda online para su futuro Windows 8 lo que, unido a la tienda online de Android, sin duda, hará de los marketplaces un concepto de uso masivo.

Está por ver si el jugoso negocio que hay detrás de ser un comisionista de las aplicaciones de terceros no ciega a las compañías. Es bueno que haya un filtro respecto a lo que pueda representar contenido nocivo para los usuarios -aunque los fabricantes de antivirus no estén muy de acuerdo- pero de ahí a la censura no hay ni un paso. Veremos si finalmente triunfa el modelo cerrado de Apple, el completamente abierto de Google o alguno intermedio. Reconozco que cada cuarto de hora tengo razones para inclinar la balanza de uno o de otro lado.

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3 comentarios

  1. Creo que te has dejado la piedra angular de toda esa batalla de los desarrolladores de hardware de ocio y son los videojuegos.
    Básicamente (y excluyendo a apple), estas plataformas nacieron por y para eso, desarrollar material de entretenimiento para el gran público.
    Desde que se sacó la consola para jugar exclusivamente al ping-pong, pasando por el dragon 64, atari, sony msx, zx spectrum con su procesador x86 (que ya no eran meramente consolas de videojuegos), todas han tenido un componente lúdico primordial. Luego ya sabemos las virguerías que se han hecho con el spectrum y demás.
    Para no enrollarme, el meollo de la cuestión es el precio de los juegos que ha alcanzado hoy en día, por no mencionar la picaresca de ahorrarte unos eurillos.
    Me parece que pagar cerca de los 70 euros por un juego que, en modo fácil, tardas 5 horas en pasartelo (como ha sido el último "medal of honor" de la empresa DICE)te hace pensar en conseguirte una "copia de seguridad" antes de pasar por caja.
    Conste que pago religiosamente todos los juegos de que dispongo pero.....si además, añadimos que, muchos de ellos ni siquiera tienen una "demo" en condiciones para probarlo antes de cotizar y te tienes que fiar de las opiniones de revistas y/o webs(pseudo)especializadas, pues suma y sigue.
    De hecho, con dos o tres juegos de los que soy propietario, con su valor en metálico, podría haberme producido, a mí y ami mujer, un ataque de gota galopante por sobredosis de marisco y que me quiten lo bailao.
    Aun así me dejo muchisimas cosas en el tintero, que vendrían a arrojar un poco más de luz en los motivos de por qué, las compañias, que hacen video consolas y juegos para ellas, cierran la posibilidad de poder utilizarlas para otros menesteres que no tengan que ver con el ocio.
    Como ejemplo, busquen en google las utilidades que se están dando a la última creación de microsoft, kinect.
    Opino que es una maravilla para la diversión de los crios, ¡qué digo! y para nosotros los adultos también y además salvaguardas la integridad de tu tele.

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  2. Alberto, no es que me haya olvidado de los juegos sino que creo que están usando el hardware como rehén para crear un mercado cautivo. El marketplace les da unos jugosísimos dineritos por sentarse a esperar. Quienes han creado una buena plataforma (PlayStation, iPad/iPhone, XBox, Android,...) pueden ahora convertirse en comisionistas puros y duros.

    Esto es bueno en parte porque permite reducir muchísimo los problemas de seguridad (lo digo yo que no uso antivirus en el PC -cosa que no recomiendo a nadie-) ;-)) pero a cambio tenemos que soportar la censura de quien se siente dueño de la plataforma (que no lo es). Eso es lo que me produce sentimientos encontrados. Veo cosas buenas y malas en esa forma de actuar.

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  3. Estoy seguro de que no lo habías olvidado y coincido contigo con respecto a los sentimientos encontrados y con lo del antivirus. Aunque con tanto cafre por ahí suelto (y no me refiero a los desarrolladores de virus) creo que siguen siendo necesarios, por lo menos para los que nos dedicamos a esta bendita profesión ;-ppp)
    Pero en mi post no quería que se pasase por alto que precisamente los juegos y la posibilidad de fidelizarlos a una única plataforma, son el punto clave para reservarse un trozo del pastel del mercado de las consolas. Me explico.
    En cualquier web especializada en videojuegos, se comenta lo conveniente o no de la exclusividad de un juego para una consola u otra. Pero todas están de acuerdo en que, de ese modo, se reservan una parte de ese pastel del mercado de los videojuegos, tanto a nivel de usuarios como de empresas desarrolladoras de juegos. Siempre habrá seguidores de una saga de juegos que (en cierta medida o sin ella) estarán dispuestos a comprarselos y más de uno comprarse la consola para poder disfrutar de los juegos de esa saga.
    Por poner un ejemplo, me remito a la saga del juego "Halo". Fué un juego sacado al mercado por Microsoft y la desarrolladora Bungie para las plataformas XBOX (la primera y luego la 360) y PC hasta el juego "Halo 2", pero apartir de "Halo 3" (y demás secuelas y precuelas) lo sacó en exclusiva para la consola XBOX 360 dejando de lado el PC. Con esto han conseguido convertir a más de un usuario en un cliente potencial para la compra de la consola XBOX 360.
    Por cierto, y como dato curioso, comentar que ha sido la primera vez que he conocido (y presenciado) en las técnicas de marketing que, aprovechando la presentación de un videojuego (Halo 3), se promocionó la salida al mercado del (y al loro cantimploro) "PEUGEOT 308". Lo lógico hubiera sido al revés ¿no?. Por que en esa época era pronto, pero si se hubieran puesto, podría haber sido el Airbus 380. Asin (con "n") es Microsoft.
    Con respecto a los problemas de seguridad que mencionas, ahi no estoy de acuerdo. De hecho Sony, a raiz del hackeo de su sistema de verificación de juegos originales, el alma de su consola, solo ha podido efectuar una denuncia en función de la ley de proteción de la propiedad intelectual, según la legislatura de los EE.UU. Y por ahora está en dique seco por un tema de competencias de juzgados.
    Hoy por hoy le veo más inteligente a Microsoft en su forma de actuar con respecto a los hackeos que ha tenido kinect. Me recuerda a la estrategia que siguió con los PCs en contraposición a la que ha seguido Apple a lo largo de su historia.

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