Calcule la edad de su empresa de TI



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Las empresas, al igual que cualquier ser vivo, describen un ciclo biológico que va desde el nacimiento, pasando por todas las etapas propias del crecimiento, hasta la madurez y posterior envejecimiento. Finalmente, a veces, acontece la muerte aunque a diferencia de los seres vivos las empresas tienen la capacidad de insuflarse botox de forma masiva y volver de nuevo a una etapa previa a la mayoría de edad. De hecho, si son hábiles, puede repetir ese ciclo de forma indefinida.

La edad de las empresas
Fuente: www.adizes.com
Entendiendo este concepto se puede comprender el motivo real que se esconde detrás de que el valor de las acciones de Apple bajen casi un 10% en solo un día tras conocerse que su presidente, Steve Jobs, anuncie una nueva baja médica.

Para ilustrar los pasos por los transcurre una empresa de TI utilizaremos los diferentes estadios propuestos por la metodología de Adizes en Managing Corporate Lifecycles. Analizando cada una de estas etapas se debería poder ubicar a cualquier empresa de TI y plantear los pasos necesarios para reubicarla en una nueva posición.


El enamoramiento y el nacimiento

Para que una empresa exista primero debe haber nacido y antes del nacimiento es necesaria una etapa denominada enamoramiento en la que el emprendedor se enamora de una idea. Durante esta etapa es tiempo de soñar y no pensar en exceso en la viabilidad económica. Lo importante es tener una idea que sea bien aceptada por los consumidores y todo está supeditado a ello. Sin embargo, tras el nacimiento se produce uno de los momentos con más riesgo de la empresa ya que, habitualmente, el emprendedor no es experto en finanzas y cualquier pequeño contratiempo puede poner en riesgo la viabilidad económica de la idea. Tal y como ocurre con los bebés, es la fase de la vida que presenta más momentos de debilidad.

Durante esta fase la figura del emprendedor es imprescindible ya que si por cualquier razón deja de estar comprometido con la idea la empresa simplemente desaparece. El emprendedor es clave, su empuje, tesón y capacidad de trabajo harán que la empresa comience sus primeras etapas de crecimiento.

Si la fase de enamoramiento no concluye con el nacimiento de una empresa se puede decir que se ha producido un affaire o un rollo de una sola noche.


Las etapas de crecimiento: Infancia, Go-Go y Adolescencia

La primera etapa, la infancia, presenta significativos ratios de mortalidad infantil, bien por falta de tesorería (el emprendedor se ha centrado en exceso en la idea y ha descuidado la gestión económica) o bien porque su interés por la idea decrece. Tal y como ocurría durante el momento del nacimiento, el emprendedor sigue siendo clave dado que es quien asume personalmente el rumbo de la empresa sin delegar ninguna decisión. Por tanto, durante esta etapa es clave un crecimiento equilibrado en cuanto al desarrollo de la idea y la gestión financiera.

No hay grandes referencias de empresas de TI en esta etapa dado que aún no tienen la relevancia ni la notoriedad como para ser conocidas en el mercado.

Superada la infancia se llega a la fase go-go. Durante esta fase la compañía comienza a tener éxitos y en ocasiones esto hace que tanto ella como su líder se vuelvan un tanto arrogantes. El rápido crecimiento inicial (hay que tener en cuenta que partía de cero) les lleva a pensar que pueden competir con los grandes del mercado, con los líderes ya establecidos. Llevado al extremo puede ser letal.

El líder sigue siendo imprescindible ya que aún se delegan muy pocas decisiones. La compañía, aún no teniendo un marketing bien definido, comienza a orientarse al mercado en lugar mirar únicamente al producto. Empieza a crecer pero sus sistemas de gestión interna no siguen al mismo ritmo. Hay grandes y manifiestas carencias en la gestión administrativa, financiera y de personal dado que lo importante y casi único sigue siendo la idea.

Logo de Facebook
Facebook es una empresa go-go. En Facebook todo gira alrededor de su creador Mark Zuckerberg (¿alguien conoce a algún directivo más de la compañía pese a tener varios miles de trabajadores?). No se concibe Facebook sin él. Y como compañía tiene la arrogancia necesaria para enfrentarse a Google y otros por la gestión de los contactos. Sin duda, tiene todas las características de una empresa en la fase go-go.

Llega la adolescencia y con ella llega el renacimiento de la empresa. Durante esta etapa será clave que el fundador aprenda a delegar en todo aquello en lo que puede encontrar mejores perfiles en el mercado. Deberá soltar la gestión económica, financiera, marketing, ventas, personas,... y probablemente seguir centrado en la estrategia, en la idea, en la diversificación,...

Este cambio provocará un relevo en la dirección general de la compañía pasando del emprendedor, el líder, a un director general profesional con experiencia al timón de grandes compañías. El líder continuará como presidente, ideólogo, estratega,... A su vez, este relevo en la dirección general provocará escaramuzas internas incipientes entre los de siempre y los recién llegados que, si todo ocurre con normalidad, cesarán en poco tiempo. Si no ocurre así habrá un divorcio entre los que aún piensan que la idea está por encima de todo y los que creen que además de la idea hay que tener un plan de negocio viable.

Logo de Google
Google es un ejemplo de empresa en la etapa de adolescencia. Ha sabido hacer una transición pacífica y su director general, Eric Schmidt, tiene tanta notoriedad como sus fundadores, dueños y estrategas Larry Page y Sergey Brin. Al tiempo, Google tiene un mercado muy bien diversificado desde su tradicional buscador Google.com y la publicidad con Adsense, investigación energética, TI asociada al sector sanitario, su propia televisión Google TV, un operador de comunicaciones sobre Internet con Google Chat,...


La madurez

Pasada la adolescencia se llega a la madurez, momento en el que la compañía iguala el enfoque estratégico con los sistemas internos de gestión. Hay una bien definida planificación estratégica y un correcto control de gestión, una clara orientación a resultados, una buena tesorería,... En general, la empresa está bien engrasada internamente. Gracias a la fuerza de su caja, en esta etapa la compañía tiene la capacidad de diversificar llegando incluso a comprar y crear nuevas empresas.

La empresa sigue aún creciendo aunque a menor ritmo que en la adolescencia y probablemente lo más importante en esta etapa es no caer en la auto-complacencia. Ha sido duro llegar pero lo será aún más mantenerse.

Logo de Oracle
Un ejemplo de esta etapa es Oracle. La compañía de Larry Ellison busca situarse permanentemente en la franja que separa la adolescencia de la madurez. Incluso el color rojo de su imagen corporativa intenta buscar un punto de impulsividad más propio de los adolescentes que de personas maduras. Al tiempo, este carácter impulsivo también permite que el mercado le perciba como una empresa con un alto nivel de innovación. Del mismo modo, quizá el hecho de que su fundador siga siendo la persona más conocida de la compañía es un rasgo que aún le une a la adolescencia.

Piensa diferente, de Apple
Al igual que Oracle, otra compañía que está continuamente a caballo entre la adolescencia y la madurez es Apple. La compañía de Steve Jobs es capaz de reinventarse constantemente creando tendencias. Su perfil es altamente innovador  y todo ello, en parte, gracias a su ideólogo. De ahí que si se anuncia su baja médica la compañía sufra un duro varapalo en bolsa de inmediato. Porque esa capacidad de reinventarse se debe en parte a su fundador.

Logo de IBM
Probablemente el exponente más claro de esta etapa sea IBM. El big blue busca con ahínco esta ubicación (no se concibe, ni probablemente desea, una IBM excesivamente aventurera) pero estar permanentemente en esta posición es probablemente una de las opciones más complejas. Debe saber combinar la experiencia y madurez con la capacidad de innovar y de reinventarse permanentemente. No resulta extraño por tanto que IBM compatibilice su imagen pública de compañía seria y con arraigo con ser la empresa con más patentes año sobre año y una inversión en I+D superior a los 6.000 millones de dólares.

Logo de Microsoft
El cuarto ejemplo de madurez es el de Microsoft. Su transición, el reemplazo de Bill Gates por Steve Ballmer, ocurrida hace unos años es un claro síntoma de ello aunque en el caso de Microsoft probablemente ahora mismo se encuentre en la franja derecha de la madurez, la que separa la madurez de las siguientes etapas. Microsoft necesita reinventarse a sí misma una vez que su líder e ideólogo ya no está en la compañía. Claros ejemplos de ello son su realineamiento hacia los servicios frente a su anterior modelo de negocio basado en la venta de cajas o su incondicional apoyo a un nuevo modelo de negocio basado en la nube. A esto último se ve obligada por la fuerza con la que empujan los que vienen por detrás, fundamentalmente Google.

En cualquier caso, todos ellos son capaces de mantenerse en la etapa de madurez sin dar grandes bandazos entrando de nuevo en las etapas de adolescencia, ni grandes parones tras los que caerían en las etapas de decrepitud.


Las etapas de decrepitud: Aristocracia, Burocracia temprana

Todo lo que no mejora, empeora. La decrepitud comienza cuando la compañía deja de ser flexible y le cuesta cada vez más adaptarse a los cambios del mercado. Ya no es creativa; es más, piensa que conoce los gustos del cliente mejor aún que el propio cliente y es este último quien debe cambiar para adaptarse a lo que produce la empresa.

Salón de los espejos en Versalles
Versalles, símbolo máximo de lujo, ego,
endogamia y ostentación
La primera fase de la decrepitud es la aristocracia. En ella el control de gestión manda sobre la estrategia y lo importante no es qué se hace sino cómo se hace y quién (dentro de la compañía) lo hace. La innovación es prácticamente inexistente a todos los niveles lo que hace descender el nivel de motivación de quien tiene la capacidad para llevarla a cabo pero no tiene los apoyos internos suficientes para iniciar proyectos.

La empresa aristocrática busca el aumento de facturación mediante el aumento de los precios y no mediante una mayor eficiencia o eficacia. Es su falsa sensación de supremacía la que le hace creer que el cliente está dispuesto a pagar más por sus productos o servicios. Esto le llevará a perder cada vez más cuota de mercado haciendo el problema cada vez más grande.

A diferencia de lo que ocurre con las empresas en las primeras fases de crecimiento, tienen una fuerte tesorería dado que no saben en qué invertir (las empresas go-go siempre tiene más ideas que capital). En parte, esa puede ser su salvación para volver de nuevo a la adolescencia o madurez, bien comprando tecnología o compañías que le permita reposicionarse en el mercado, bien reorganizando el poder interno de cada departamento para volver a dar más peso a las áreas de desarrollo de producto, I+D y marketing.

Cuando ya no son posibles más aumentos de facturación mediante alza de los precios se llega a la burocracia temprana. En esta etapa se reproducen todos los problemas de la fase anterior pero con mucha más virulencia.

La tensión interna es ya máxima y abundan los conflictos de personal. En ocasiones se inician cruzadas inquisitorias para identificar a los culpables de los problemas sin buscar las causas ni sus posibles soluciones. En ese escenario, la mejor forma de destacar es no crear problemas y pasar desapercibido. Es el triunfo de los profesionales grises. El centro de la compañía son los empleados y sus luchas internas y no el cliente o el mercado.

Logos de Nokia y Blackberry
No hay muchas referencias de compañías en estas etapas dado que en el sector TI se pasa de la madurez a la muerte a gran velocidad. La tecnología evoluciona a un ritmo vertiginoso y un fallo puede ser la diferencia entre estar o no estar entre quienes marcan las tendencias. Por citar algún ejemplo se podría hablar de Blackberry, Nokia o Windows Mobile que no han sabido leer los cambios que estaban ocurriendo en el mercado de los teléfonos inteligentes con la irrupción del iPhone y los teléfonos basados en Android.

Windows Phone 7
Microsoft ya ha reaccionado tirando por la borda veinte años de desarrollo en el sistema operativo Windows Mobile y empezando de cero el desarrollo de  Windows Phone 7. Ahora falta ver qué ocurrirá con Blackberry y Nokia, antes lideres y creadores de tendencia y ahora en absoluta recesión.


La Burocracia y la Muerte

Con la burocracia llega el momento de rehacer por completo el modelo de negocio o resignarse a desaparecer. La empresa ya no genera suficientes recursos para subsistir.

La empresa ya no es capaz de tomar decisiones. Los clientes no son capaces de obtener nada de útil de ella dado que cada vez que le plantean un problema la empresa responde con otros dos problemas más. De hecho, la empresa se vuelve sorda y simplemente no oye a sus clientes.

Sus sistemas de TI no están integrados ni responden a las necesidades del cliente. Pero esto tampoco crea malestar interno porque la organización es absolutamente endogámica y únicamente piensa en sí misma. Lo que está fuera de la propia empresa no existe. Se hace evidente que solo existe porque nadie se ha tomado aún la molestia de registrar su defunción.

Después de la burocracia sobreviene la muerte. Únicamente hay dos opciones para que esto no ocurra. La primera es que la empresa consiga un mercado de nicho suficientemente poco atractivo para la competencia que le permita seguir viviendo pese a ser nula en eficiencia, eficacia o innovación. Pero eso es cada vez menos frecuente dada la híper-competitividad y exceso de oferta que caracteriza a nuestro entorno. La segunda razón es que la empresa tenga un cliente cautivo. Nuevamente, para desgracia de este tipo de empresas, el concepto de cliente cautivo es cada vez más discutible. Nadie quiere, ni probablemente puede ni debe, ser cautivo de nada.


Conclusiones

Estar permanentemente en la etapa de plenitud no es fácil. Hay que saber combinar la visión a medio y largo plazo, la estrategia, con el control de gestión propio del corto plazo. Esto hará que haya pequeños vaivenes entre el final de la etapa de adolescencia y el principio de la etapa de aristocracia manteniendo siempre el centro en la madurez.

Para ello es fundamental la innovación, e innovar no consiste en sentarse a pensar que busca el mercado. Hacen falta líderes capaces de esforzarse en conocer muy bien al cliente y después tener la visión y valor necesarios para adelantarse a sus necesidades. Esto lo saben bien las empresas de TI, un mercado en el que los plazos de crecimiento y decrecimiento se estrechan al máximo. Si algo se hace bien se sube muy rápido pero por la misma razón se puede caer a la misma velocidad.

Todas las referencias son de grandes corporaciones multinacionales pero la metodología de Adizes es aplicable a empresas de cualquier tamaño. Volviendo al inicio, ¿somos capaces ahora de calcular la edad de nuestra empresa de TI?


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Rehenes del hardware



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Hace unos días se hacía público un fallo de seguridad de Sony en su consola PlayStation 3. El agujero de seguridad, tan infantil como gigante y épico, fue publicado por el grupo de hackers fail0verflow al que Sony ha denunciado, tal vez por mostrar al mundo su fallo de diseño.

Este descubrimiento permite que los legítimos dueños de la consola, es decir, quienes han pagado por ella, puedan cargar en la PlayStation lo que quieran, bien si es software autorizado por Sony -básicamente su sistema operativo y los juegos 'legales'- como si no lo es. De hecho, Sony ha perdido completamente el control sobre la verificación del software que se instala, y no tiene forma alguna de distinguir si ha sido autorizado por sus procesos de calidad y comerciales o no.

Leer esa noticia hace reflexionar sobre si un fabricante de hardware puede limitar el uso que su legítimo dueño puede hacer de él. Si trasladásemos esta idea a cualquier otro sector resultaría insultante o tal vez cómico ver como, por ejemplo, un fabricante de coches prohibiese circular a sus modelos por carreteras comarcales o carreteras que no tengan las rayas del arcén pintadas de un determinado color, del que tal vez tengan algún derecho de autor y por el que tal vez cobren algún canon a las empresas que se encargan del mantenimiento de las carreteras. Otros ejemplos podrían ser una lavadora que únicamente lavase ropa de una determinada marca o un reproductor de MP3 que solo permitiese oír música hip-hop o una televisión que solo pudiera ver un canal en concreto o... Es simplemente inviable. Entonces, ¿por qué esto se permite con los ordenadores?

Las motivaciones de Sony

Fabricantes como Sony con su PlayStation hacen referencia a la seguridad como una de las razones para limitar el uso. Pero la seguridad de quien, ¿la de Sony?, ¿la de los fabricantes de juegos?, ¿la de los usuarios?, ¿la de todos ellos?

Probablemente detrás de todo no haya más que un intento de proteger intereses comerciales. Las versiones previas de la PlayStation 3 -hasta hace no demasiado tiempo- tenían la opción de instalar el sistema operativo de Sony (la consola de juego normal) o una distribución de Linux. Con ello, se podía convertir el hardware de la PlayStation en un potentísimo ordenador que, entre otras cosas, podía ser usado para crear supercomputadores. No olvidemos que PlayStation 3 va equipada con procesadores Cell, igual que los mainframes.

¿Pero qué ocurriría si alguna comunidad de software libre decidiese adaptar el núcleo de Linux para crear una variante del sistema operativo que pudiera competir con el nativo de la PlayStation? Sin darse cuenta, Sony tendría la competencia dentro de su propia casa dado que su contrincante tendría acceso a los mismos recursos de hardware que él. De esa forma, muy a su pesar, Sony sería reposicionado desde su actual ubicación, líder de segmento controlando el mercado de juegos, a una posición marginal en el mercado de hardware de consolas; perdería todo el control sobre la base de software de las consolas y, por ende, también sobre el mercado de juegos (muy jugoso, por cierto) desde la PlayStation Store.

Ante esa posibilidad, Sony decide eliminar la posibilidad de que los usuarios decidan el sistema operativo que pueden instalar en sus equipos (y sus hace referencia a los clientes, no a Sony). Únicamente es válido el software nativo de Sony desterrando a Linux o cualquier otro sistema operativo. Es decir, Sony se arroga la potestad de decirle a sus clientes qué se puede y qué no se puede hacer con una propiedad privada.

Microsoft, Kinect y su marketplace

Otro caso actual de intento de protección del marketplace mediante el hardware ha sido el de Microsoft con su genial dispositivo Kinect. En el caso de Microsoft, sin duda, se trata de proteger la millonaria inversión de la compra de la tecnología de reconocimiento integrada en Kinect tras la adquisición de la licencia de uso a su fabricante, la compañía israelí PrimeSense (por cierto, otra genial tecnología con origen militar).


Por una parte podría entenderse como un movimiento lógico. No sería justo que una compañía invirtiese una importante cantidad de recursos económicos en un dispositivo que posteriormente pudiera ser utilizado por su competencia en igualdad de condiciones, sin que esta última hubiera invertido nada en I+D.
Pero tampoco se pueden poner puertas al campo y lo que Microsoft no permite (utilizar la tecnología de reconocimiento de movimientos fuera de la Xbox) otros lo harán. PrimeSense ha cerrado un acuerdo con Asus para utilizar esta misma tecnología en los PCs y recientemente ha liberado el API OpenKinect con el fin de poder utilizar este dispositivo en cualquier equipo de sobremesa equipado con Windows, LinuxMac.

El hecho de que Microsoft haya vetado el uso de Kinect fuera de Xbox y la compañía propietaria de la tecnología, PrimeSense, lo esté liberando bajo licencia Open Source podría ser considerado una pifia de tamaño mayúsculo por parte de Microsoft a la hora de cerrar el acuerdo de licenciamiento. Pero también puede ser una bien medida operación de marketing de Microsoft para convertir a Kinect en un estándar de hecho. Por un lado se asegura mayores ventas de dispositivos Kinect, por otro posiciona a Kinect como un estándar en todos los sistemas operativos (Microsoft podría crear animadversión en algunos de ellos caso de ser el impulsor principal) y por último prepara el desembarco de Kinect sobre la nueva versión de su sistema operativo. El tiempo dirá si la estrategia de Microsoft era el bloqueo de Kinect fuera de Xbox o esto era solo una táctica para que otros hicieran lo que él directamente no podía o quería hacer.

La Apple Store

La Apple Store es punto y aparte. Apple ha sabido rentabilizar al máximo el concepto hasta el punto de obtener un jugosísimo 30% de los ingresos por la venta de aplicaciones de terceros en su tienda de aplicaciones. Lógicamente, la mejor medida para defender el negocio es impedir las stores paralelas y por ello todos los dispositivos iPhone o iPad disponen de un mecanismo de protección que les impide instalar aplicaciones fuera de la tienda oficial.

Apple argumenta que esa comisión sirve para sufragar los gastos de operación (hosting, ancho de banda,...) de la propia tienda, al tiempo que el blindaje actúa como un mecanismo de seguridad al no permitir la ejecución de aplicaciones no revisadas por Apple.

Esto último, en parte, es cierto. Al no permitir la entrada de aplicaciones no autorizadas se está reduciendo de una forma muy importante la superficie de exposición al riesgo. Esta superficie es máxima en, por ejemplo, un PC donde el usuario puede instalar todo el software que desee. Con ello, muchas veces instalará software normal pero en alguna otra ocasión lo hará con software malintencionado. Así, al poder instalar únicamente aplicaciones revisadas se reduce enormemente la probabilidad de estos últimos supuestos.

Pero el precio que hay que pagar por ello es elevado, muy elevado. Apple actúa como censor diciéndole a sus usuarios lo que pueden y lo que no pueden hacer con sus dispositivos (y nuevamente, sus hace referencia a los clientes, no a Apple). Podría parecer lógico que impida la entrada de aplicaciones para generar spam o ataques de DDoS, pero no lo es tanto cuando también hace juicios morales vetando el contenido para adultos o la aplicación de WikiLeaks, o tecnológicos no permitiendo un sin fin de aplicaciones como emuladores de otras plataformas o el propio plugin de Flash, o comerciales no autorizando la entrada de aplicaciones musicales de terceros que representen competencia para su iTunes.

Esta forma de gestionar el mercado de aplicaciones erigiéndose en censor de lo que se puede y lo que no se puede hacer mediante las tiendas online tiene pinta de que irá a más. Hay ya fabricantes, sobre todo en el sector del entretenimiento, que han anunciado que sus futuros dispositivos se alejarán de los formatos físicos, y todo será descargado de la tienda online del fabricante, previos controles de calidad por su parte. De hecho, algunos fabricantes ya venden más títulos online que en soporte físico. Por otra parte, Microsoft ya ha anunciado una tienda online para su futuro Windows 8 lo que, unido a la tienda online de Android, sin duda, hará de los marketplaces un concepto de uso masivo.

Está por ver si el jugoso negocio que hay detrás de ser un comisionista de las aplicaciones de terceros no ciega a las compañías. Es bueno que haya un filtro respecto a lo que pueda representar contenido nocivo para los usuarios -aunque los fabricantes de antivirus no estén muy de acuerdo- pero de ahí a la censura no hay ni un paso. Veremos si finalmente triunfa el modelo cerrado de Apple, el completamente abierto de Google o alguno intermedio. Reconozco que cada cuarto de hora tengo razones para inclinar la balanza de uno o de otro lado.

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La metamorfosis del experto



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Bjarne Stroustrup, inventor de C++, probablemente
el mayor engendro informático jamás concebido.
Si acudimos al diccionario se define al experto como una persona práctica, hábil y experimentada. Hasta hace unos años, considerábamos a los expertos de TI como personas capaces de tener una visión global de conjunto, capaces de hacer suyo un problema y ser capaces de dar una solución.

Eran, poco más o menos, gurús multidisciplinares que en ocasiones parecían estar más cercanos al oráculo que a la ciencia.

La imagen que tenemos de ellos es el de personas un tanto introvertidas, no excesivamente sociables y apasionados de la zona de conocimiento en la que tienen su expertise. Sin embargo, la componentización, la Googlelización y la explosión de las tecnologías (el orden no es relevante) han hecho cambiar el perfil del experto.

La Googlelización

Internet es, sin lugar a dudas, la mayor fuente de información jamás concebida (Fdo. Perogrullo). Todo lo que un experto sabe está ya en algún lugar de la Red y esto, que sin lugar a dudas democratiza el conocimiento, tiene algunos aspectos a considerar.

Gracias a los buscadores (Google, Bing, Yahoo!,...) todos sabemos más de todo pero, probablemente, también sabemos mucho de muy pocas cosas. Los médicos lo saben bien con las hordas de pacientes que van Googlelizados a las consultas e incluso, en ocasiones, llegan a discutir con ellos sobre el tratamiento.

Google (los buscadores en general) nos permite surfear por el conocimiento navegando de enlace en enlace, leyendo páginas con muchísima información, tanta que un experto tardaría horas en digerirla, en apenas diez segundos, justo antes de saltar al siguiente enlace.

De hecho, sabemos que el usuario medio de la Web navega en forma de 'F' o como mucho en forma de 'Z'. Lee la franja -una o dos líneas- superior, se hace una diagonal invertida o una vertical y en algunos casos, no todos, se continúa leyendo la franja inferior.

Es decir, nuestra retina describe una 'F' o una 'Z' sobre la página. En la mayor parte de los casos, todo lo que está fuera de ese campo visual simplemente se ignora.

Lo importante parece ser como encontrar la información en el momento y lugar adecuado y no tener el conocimiento asimilado e interiorizado. Esto hace que podamos tener un espectro de conocimientos mucho mayor pero, sin duda, nos convierte en expertos de nada. Podemos llegar a tener una somera visión del conjunto aunque hemos perdido el conocimiento de detalle sobre todos los elementos integrantes.

Sería curioso ver lo que sucede si se nos pide que demos respuesta a una consulta de nivel medio-alto en complejidad sobre un tema en el que nos consideremos expertos,... pero no se nos permita el acceso a Google para consultar. Si la pregunta no es trivial, en algunos casos daremos la respuesta correcta, en otros la daremos aunque con  dudas y en otras simplemente no podremos responder aún cuando nos consideremos expertos en el tema. No obstante, aunque esta nueva forma de entender el expertise tiene algún problema, sin duda, las ventajas compensan con creces si los resultados terminan siendo los mismos que los de un experto tradicional pero en un campo mayor de actuación.

La componentización

Lo que está pasando en TI con la componentización no es nada nuevo. Ocurre desde hace tiempo en todos los dispositivos electrónicos o mecánicos. ¿Cómo se repara un televisor, una lavadora o un coche? En el mejor de los casos cambiando la pieza que el propio sistema indica que está fallando. Es decir, las máquinas disponen de elementos que permiten diagnosticar el elemento en fallo de forma que el experto pueda sustituirlo.

Esto dista muchísimo de los mecánicos de hace veinte años que debían diagnosticar en base a su experiencia (ahora en la mayor parte de las ocasiones se lo indica un display o un elemento similar) y después, en muchos casos, debían reparar la pieza. Ahora ya nadie repara nada; se elimina el componente que falla por uno nuevo y listo.

En el caso de las TI esto tiene un importante impacto dado que, como ocurría con la Googlelización, los expertos, en el mejor de los casos, tienen el conocimiento sobre qué hace cada pieza y como sustituirla. Pero no saben (y de hecho en muchos casos están convencidos de que no aporta nada) como funciona cada pieza en su integridad. Nuevamente, este conocimiento somero permite ampliar enormemente el campo de actuación del experto a costa de sacrificar el conocimiento al detalle.

La explosión de las tecnologías

Hace un par de décadas, los expertos en TI, para poder llamarse de verdad expertos, debían disponer de conocimientos sobre unas pocas tecnologías. Hoy en día es absolutamente imposible ser experto en todo.

Las TI abarcan desde pequeños elementos hardware como teléfonos inteligentes, tablets o PCs a otros más grandes como Data Centers empresariales pasando por ordenadores de a bordo y GPS en los coches. Abarcan desde el sistema operativo de un móvil hasta el sistema operativo de un mainframe pasando por innumerables elementos intermedios. En el software, abarca desde una pequeña aplicación para iPhone de la Apple Store, a un sofisticado juego para PlayStation 3, un gestor de base de datos o un servidor de aplicaciones sobre un server o un monitor transaccional en un gran sistema. En comunicaciones abarca desde una pequeña red Ethernet hasta una red troncal de operadora pasando por enlaces inalámbricos WIFI, WIMAX, Bluetooth... También en comunicaciones, abarca desde el conocimiento de HTTP o XML hasta el conocimiento de protocolos menos conocidos (pero no por ello menos usados) como SIPWSDL pasando por mecanismos de cifrado como SSL.
Es imposible ser experto en todo. Como mucho se puede googlelizar sobre cada elemento.

Qué nos espera

Probablemente, el campo de juego en el que nos toca vivir y trabajar no va a cambiar. Es más, podemos tener la certeza de que la Googlelización, la componentización y la explosión tecnológica irán a más.

En ese escenario, el valor diferencial de las empresas punteras será el trabajo en equipo. Cada vez con mayor profusión será necesario un nivel de motivación y coordinación de los profesionales de TI que les permita trabajar en equipo.

Tener un experto en todo, además de no ser posible, no sería eficiente. Su coste sería tan elevado que haría inviable disponer de él sentado en la silla de su despacho hasta que haya problemas que solucionar. Es más, en esa situación su propia desmotivación como tecnólogo le llevaría a dejar de ser experto en un espacio de tiempo muy breve.
En su lugar, será mucho más eficaz y eficiente disponer de un equipo de personas, cada una especializada en un aspecto determinado que, trabajando en equipo, consigan el mismo efecto que el súper-gurú.

Pero conseguir que un grupo de personas trabaje en equipo no es tarea fácil y menos aún en el caso de los trabajadores del conocimiento donde las mediciones de rendimiento personal habituales en otros sectores son tan complejas como poco recomendables. El Gestor Tecnológico de la nueva era, lejos de ser un gurú multidisciplinar (aunque si lo fuera sería perfecto), deberá ser capaz de crear el entorno de trabajo adecuado para que los profesionales de su equipo sepan hacer eso, trabajar en equipo.

Esta nueva forma de concebir el expertise no afecta solo a la forma en que se deben relacionar y gestionar los equipos. Afecta también a otros puntos importantes de las compañías como los planes de formación. Puede no ser apropiado diseñar carreras formativas en las que se pretenda convertir al alumno en experto en todo, ni siquiera en muchas cosas. La formación debe ir dirigida a despertar el interés con un temario básico razonable (no confundir con elemental o mínimo) y que sea el propio alumno quien vaya descubriendo y autoformándose, Googleando, de acuerdo a sus necesidades. De hecho, una mala planificación formativa vista desde el punto de vista del alumno le llevaría a pensar que acabará convirtiéndose en experto en muchas cosas y será bastante deprimente para él despertarse un día viendo que aún le falta un inmenso océano para llegar a serlo. Todo ello, como siempre, sin ir a los extremos y con la cautela que impone saber que la experiencia es una maestra brutalmente cara.

El trabajo en equipo siempre fue necesario pero probablemente nunca tanto como ahora. No hay otra, ¿o no?.

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