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Java, lo que pudo haber sido



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Logo de Java
No se puede decir que Java sea nuevo en nuestras vidas, lleva más de quince años con nosotros y su gran éxito ha ocurrido en detrimento de otros muchos lenguajes de programación muy comunes en los años '90.

Pero Java, como lenguaje de programación, no es sino una pieza más -aunque importante- dentro de la Plataforma Java entendida en su conjunto. En el fondo, se buscaba compatibilizar cualquier dispositivo de forma que una misma aplicación pudiera funcionar sin cambios en un PC de escritorio, un servidor, un televisor, un teléfono móvil o hasta un PLC industrial. Daba igual cual fuera del sistema operativo que gestionase el dispositivo porque por encima de él se situaría la Máquina Virtual Java (JVM) que lo haría todo compatible.

Como peaje a esa maravilla tecnológica, todos los desarrollos de aplicaciones deberían hacerse en el nuevo lenguaje de programación: Java. No importaba si se trataba de una aplicación de gestión financiera o la gestión de la tarjeta SIM en un teléfono móvil, todo debía hacerse en Java.


...Y la realidad quince años después

La realidad es que Java es el lenguaje de programación más popular en la actualidad compartiendo ese primer puesto con alguno de los lenguajes (VB o C#) de la plataforma .NET, según quien haga la medición. Sin embargo, del sueño de compatibilizar las plataformas no queda ni rastro.

Arquitectura J2EE
Y no es que una aplicación diseñada para un servidor no funcione en un TV o un teléfono. Es que una aplicación diseñada para un servidor de aplicaciones J2EE no funciona en ningún otro servidor J2EE, al menos sin cambios. En muchas ocasiones incluso hay problemas en función del sistema operativo anfitrión o el motor de base de datos.

Seguramente habrá muchos teóricos que piensen que eso es una barbaridad. Pero no lo es, es la simple constatación de la realidad.

Además de los problemas de compatibilidad, prácticamente nadie se plantea desplegar Máquinas Virtuales Java en nada que no sea un servidor (muy potente) porque poner una capa de homogeneización por encima del sistema operativo y el hardware tiene un coste de recursos inasumible, máxime teniendo en cuenta los gravísimos y frecuentes problemas que la plataforma Java ha sufrido en la gestión de la memoria.

Es decir, hemos cambiado de lenguaje de programación, con todo lo que ello implica en la curva de aprendizaje de las personas y en los costes de migración, sin tener ni una sola de las ventajas que Java prometía. Visto en perspectiva, un disparate provocado en exclusiva por la moda.

Usamos Java para funciones muy dispares como diseñar sitios y aplicaciones web, para las aplicaciones Android, para la gestión interna de dispositivos de red o para aplicaciones empresariales internas. Y lo hacemos aún teniendo en cuenta que Java no es lenguaje de programación más óptimo en todos esos escenarios. De hecho, en su afán de compatibilizarlo todo, probablemente no sea el lenguaje de programación más óptimo en ninguno de ellos porque no es lo mismo gestionar las librerías gráficas de un teléfono móvil que realizar un proceso masivo de emisión de recibos. Aún así, usamos Java para todo ello.

El canon que nos toca pagar viene en forma de mayores plazos y costes de programación, sobre todo en aplicaciones de gestión (que son la mayoría en el ámbito corporativo) donde se han dejado de lado otros lenguajes de programación infinitamente mejor preparados para esa función pero bastante menos fashion.


Como el chaval del r9

Esquema mental de un programador J2EE
Para compensar muchas de esas carencias y nuevas necesidades en Java han surgido un gran número de frameworks de desarrollo y tecnologías que complementan la funcionalidad original.

De hecho, saber Java es solo el principio para hacer aplicaciones Java. Hace falta tener conocimientos de otras tecnologías y frameworks como JavaServer Faces, Spring, Struts, Hibernate, servlets, applets, JSPJDOM, Apache Velocity, JBoss Seam, Apache Wicket,... según las preferencias del equipo de desarrollo y el tipo de aplicación que se quiera desarrollar.

En cierta medida, Java se parece a la leyenda del chaval del r9, que partiendo de un coche más bien normalito y a base de complementos intenta igualar al Kadet GSI de su cuñado.


Terminando

Estoy convencido de que si pusieran a un informático a analizar el oleaje con el objetivo de fijar la mejor posición para un generador eléctrico, acabaría desarrollando un modelo para normalizar el tamaño, posición, fuerza, caudal y frecuencia de las olas. Seguramente nadie se lo habría pedido, no podría ser implementado en la vida real y obligaría a desperdiciar datos vitales de cada ola a fin de hacerlas compatibles. Pero quedaría de lo más mono en un mercado absolutamente dominado por las modas. Qué le vamos a hacer, somos así.

Para no flagelarnos, quizá sea un buen momento para aprender algo de JAMon.


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Sistema abierto, ecosistema cerrado



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Logo de Apple, Windows y Linux
Hablando de sistemas operativos y fabricantes de hardware, no es descubrir nada nuevo asegurar que en el mercado del PC hay dos visiones absolutamente antagónicas respecto al desarrollo del negocio.

Por un lado Windows y Linux y su ecosistema abierto en el que cualquier fabricante de hardware puede vender sus maquinas con el sistema operativo preinstalado. En este modelo, los dueños del sistema operativo no se posicionan, al menos no claramente, por unos u otros fabricantes de hardware.

Y por otro lado está el Mac de Apple en el que ningún fabricante puede diseñar maquinas para él, únicamente el propio Apple puede hacerlo. Esta visión responde a la obsesión de Apple de controlar todo el proceso, desde el diseño hasta el punto de venta pasando por la fabricación, el marketing e incluso el embalaje.

En pura lógica, atendiendo a criterios de razonamiento empresarial clásico, mas competidores trabajando en un mejor producto debería generar mayor innovación para los clientes. El hecho de que haya más mentes pensantes -empresas- trabajando en la evolución de un producto y la propia competencia entre ellas debería provocar una mayor innovación. Parece lógico.


¿Y en los móviles y tabletas?

Sin embargo, esa misma lógica no parece estar aplicándose al mercado de tablets smartphones.

Como es de esperar, Apple no ha modificado un ápice su política de diseñar y fabricar como un todo tanto el hardware como el software del iPhone e iPad. Ningún proveedor tiene acceso al proceso en ningún punto, desde el diseño del producto hasta el punto de venta. Incluso las operadoras tienen vetado manchar los aparatos con sus logotipos -únicamente puede aparecer la manzana- ni pueden personalizar los terminales con tonos o imágenes preestablecidos, tal y como hacen con cualquier otro fabricante.

¿Es la home de Microsoft o la de Nokia?Pero quienes sí parece que han realizado un viraje estratégico importante son Microsoft con Windows Phone y Google con Android.

Por un lado, Microsoft no tiene problemas en anunciar los teléfonos de Nokia en la home de su sitio web pese a que otros fabricantes como Samsung, LG o HTC también diseñan teléfonos para su Windows Phone. Microsoft y Nokia son (aún) empresas diferentes pero está claro que su acuerdo estratégico tiene dos consecuencias. Primero, que deja un poco apartados al resto de fabricantes de hardware y segundo que su fabricante estrella, Nokia, diseña los teléfonos de forma conjunta con los diseñadores y programadores del sistema operativo. Es decir, el mismo modelo que aplica Apple pero con dos empresas que mantienen una alianza en lugar de una única compañía.

Samsung y Android
Y Google hace exactamente lo mismo con Android. No es casualidad que la presentación mundial de Android 4 Ice Cream Sandwich se realizase en Hong Kong conjuntamente con su aliado estratégico Samsung. La alianza va incluso más allá ya que el teléfono que la propia Google comercializa en su web, el Nexus, es fabricado por Samsung.

Todo ello pese a que el ecosistema Android está enormemente poblado con otros fabricantes de gran tamaño como Sony Ericsson, HTC, LG, Huawei, ZTE, Acer o Motorola.


La innovación y la competencia

Los fabricantes de sistemas operativos para teléfonos móviles y tabletas parecen haber aceptado de facto la visión de Apple de que no puede conseguirse una gran experiencia de usuario si el software y hardware no se diseñan conjuntamente.

Apple lo lleva al límite haciendo todo el desarrollo de producto internamente al tiempo que Google y Microsoft lo hacen manteniendo alianzas estratégicas con un único proveedor, aún cuando permiten que otros formen parte del negocio.

Surgen algunas preguntas: ¿Fomenta más la innovación la competencia de fabricantes o es mejor trabajar en profundidad con uno solo? ¿En qué situación quedan fabricantes como HTC? ¿Acabarán estas estrategias alterando por contagio el mercado del PC?


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Dicen que estamos en la era post-PC



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Levantas una piedra y aparecen varios analistas asegurando que estamos entrando en la era post-PC; una era en la que el PC perderá protagonismo en favor de otros dispositivos como smartphones, tablets, TV,...

Los líderes en el mercado de PCs no se han sabido sabido posicionar en el mercado de tablets o smartphones.
Hay muchos intereses en juego porque la mayor parte de los líderes en el mercado de PCs tienen cuotas más bien residuales en las nuevas categorías de dispositivos.

Es el caso de Intel frente a los procesadores ARM, Windows frente a Android e iOS o las máquinas de HP, Lenovo o Dell frente a Apple, Samsung o HTC.

Los dispositivos aumentan

Parece evidente que algo si está cambiando. El número de dispositivos conectados crece de forma espectacular, tanto que se estima que a finales de 2011 el número de dispositivos conectados a Internet -de cualquier tipo- será equivalente al número de personas sobre el planeta. En 2015 la tasa será de dos dispositivos por habitante y el crecimiento vendrá, fundamentalmente, de la mano de smartphones, tablets y comunicaciones máquina a máquina (M2M).

Sin embargo, el tráfico de Internet no irá a la par y los PCs seguirán siendo el elemento prioritario y fundamental a la hora de generar y consumir tráfico.

Tanto es así que la estimación de Cisco muestra que en 2015 el PC seguirá siendo líder con más del 55% del consumo sobre enlaces de datos wireless (WIFI, 3G,...) que es el reducto natural de smartphones y tablets.

Por supuesto, sobre enlaces no inalámbricos (cable, xDSL, fibra,...) el porcentaje del PC se mantendrá por encima del 95% y no hay que olvidar que los enlaces de este tipo suponen más de un orden de magnitud sobre los enlaces móviles.


Las aplicaciones

Si se atiende al crecimiento de las tiendas de aplicaciones de Apple y Android (ambas cerca de las 500.000 aplicaciones) uno podría pensar que ya no hay vida después de ellas. En este caso, la cuestión es qué entiende cada uno por Aplicación.

Tras un pequeño paseo por las tiendas se puede observar que hay cientos de aplicaciones cuya función es la de linterna. Es decir, encender al flash de la cámara para que el smartphone ilumine la noche. Lo mismo ocurre con software para la predicción meteorológica, recetas de cocina,... Algo similar en el mercado de PCs jamás tendría la consideración de aplicación y, como mucho, sería un gadget.
El número de aplicaciones se ha convertido en un elemento comunicador de marketing por encima de una razón tecnológica.

Las compañías han puesto el foco en disponer de cuántas más aplicaciones mejor sin pararse a pensar cuántas de ellas aportan realmente valor. Como es lógico, no todas las aplicaciones son de este tipo pero es claro que en las stores cuesta muchísimo más encontrar un software para editar hojas de cálculo que para conocer la hora de varias ciudades al mismo tiempo.

Terminando

Matar al PC no va a ser tarea sencilla. Los smartphones y tablets complementarán al PC en aquellas situaciones en las que lo más relevante sea la movilidad. Esto es, cuando la movilidad se anteponga de forma inequívoca a todas las demás variables.

Pero por mucho que insistan los analistas parece bastante irreal pensar que los tablets van a desplazar al PC en el entorno doméstico o en el profesional de oficina. E incluso en movilidad absoluta el movimiento probablemente no será tan brusco como lo pintan.

Lo que sí es probable es que los proveedores de los mercados de PC intenten buscar una mayor sintonía y un mayor look & feel con los nuevos dispositivos con el fin de posicionarse en un mercado al que llegan tarde. Seguramente veremos más PCs con discos de estado solido, más oferta de pantallas táctiles y sistemas operativos con grandes iconos y tal vez sin el concepto de ventana al más puro estilo de los smartphones.

Todo sea porque nuevamente volvamos a viajar con un único dispositivo. Ahora hay que llevar el tablet para el ocio y lo ratos libres y el PC cuando se quiere hacer algo en serio. Más el teléfono, lógicamente.

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De un canal a infinitos canales



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No hay que retroceder demasiado en el tiempo para llegar al momento en el que las empresas veían la web como un nuevo y revolucionario canal en el que poder interactuar con sus proveedores y, sobre todo, con sus clientes.

Justo un paso antes, de lo que hace probablemente menos de dos décadas, las empresas tenían a su alcance los canales tradicionales de promoción comercial (agentes, prensa escrita, radio, trípticos,...) o los modernos medios audiovisuales como la televisión.

Los departamentos de marketing encargaban a una agencia de publicidad la creación de una campaña y ésta, una vez recogidas las ideas básicas a transmitir, la diseñaba y la ponía en marcha.

Telefónica, anuncio del año 1996
Más allá de la idea, en general todo el trabajo era realizado por la empresa de publicidad, desde el diseño de los contenidos, la adecuación a cada canal (prensa, radio o televisión), la contratación de espacios, etc.

La empresa únicamente tenía que tener claros los conceptos a transmitir, contratar la campaña y evaluar los resultados de la misma para medir su impacto.

Nota al margen: resulta divertido ver que no hace ni quince años Telefónica publicitaba las llamadas metropolitanas a bajo coste desde un teléfono fijo, un negocio que hoy es con casi total seguridad absolutamente residual en la cuenta de resultados de las operadoras.

Esta forma de gestionar la presencia en los medios fue también la tónica general en los primeros años de vida del canal web.

Multitud de canales

Las cosas han cambiado un poquito. Parece que nos adentramos en la era post-web; la web ya no es el canal o, al menos, ya no es el único canal. Las empresas tienen que hacer un esfuerzo tecnológico mucho mayor creando contenidos específicos para la web, mantener una actividad importante en Twitter, un adecuado perfil de empresa en Linkedin, mantener un óptimo PageRank en Google, crear campañas dirigidas desde Facebook, diseñar una aplicación para iPhone, otra para iPad, otra para Android, mantener foros de discusión, publicar un blog, un canal de vídeo en YouTube, un newsletter,...

Hemos pasado de un canal (la web) donde estaba todo a infinidad de canales. Parece una nueva iteración del ciclo centralizado-distribuido y todo apunta a que estamos en el punto de 'todo debe estar distribuido', lo que supone un enorme esfuerzo económico para las empresas que quieren estar presentes en todos los canales.

Porque estar en todos esos canales supone mantenerlos actualizados de forma simultánea y lo que podían ser ciclos de cambio aceptables en la web ya no lo son en los nuevos canales. No es descabellado pensar que se puede mantener una web actualizando contenidos una o dos veces por semana, pero esos ciclos ya no valen en Twitter o Facebook donde hay que estar actualizando contenidos ¡casi cada minuto!

En el anterior modelo gran parte del trabajo era realizado por empresas de publicidad pero, a diferencia de la televisión o incluso la web, la presencia en los nuevos canales exige necesariamente bidireccionalidad. Y esa bidireccionalidad provoca que en gran parte deba ser personal de las propias empresas quienes mantengan actualizado el canal, esos que ahora parecen haber sido bautizados como Community Managers.

Hace unos meses Wired publicaba un artículo con el sugerente título de The Web Is Dead. Long Life The Internet. Quizá un poco radical pero parece claro que gestionar la web es muy diferente a gestionar contenidos y tecnologías para TwitterFacebook, YouTube o iPhone y el reto tecnológico para los próximos años pasa por crear herramientas que permitan gestionar todos esos canales de una forma única y con una visión de conjunto. O sea, volver al modo centralizado.

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DNIe, de impulsor a stopper



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Hace unos días, a mediados de marzo de 2011, se cumplían los cinco primeros años de vida del DNI electrónico. Su desarrollo, entre luces y sombras, ha sido continuo durante estos cinco años llegando en la actualidad a un despliegue en torno a los 25 millones de documentos.

El DNIe nace con vocación de servir de apoyo en el despliegue seguro de sistemas de acceso telemáticos a la Administración. Así, la huella digital que se incluye en el chip permite igualar las condiciones legales de la firma digital con la firma manuscrita. Es más, el portal del DNIe habla de la necesidad de otorgar identidad personal a los ciudadanos para su uso en la nueva Sociedad de la Información. A priori parecía una necesidad indiscutible; sin embargo, su aceptación y uso no están acompañando.

Las razones por las que los ciudadanos no hacen uso de su DNIe son probablemente muy diversas, pero si hubiera que elegir las fundamentales serían cuatro:

  • Aún no es universal. El grado de cobertura está en torno a un 50% de la población.
  • No es sencillo. Su utilización (instalación y posterior uso) no es simple para personal no experto en TI, sobre todo fuera de los sistemas operativos y navegadores líderes de mercado.
  • No es comprendido. En general, el ciudadano medio no entiende qué es eso de una clave pública, otra privada, SSL, la firma de documentos, las listas de revocación, las CAs y subCAs,...
  • No es utilizado fuera del ámbito público. Pese a que el DNIe no distingue entre trámites en el sector público o privado, lo cierto es que son pocas las entidades que lo admiten (o lo tratan de forma preferente) como mecanismo de identificación en sus sitios web.

Alternativas

El sector privado no está haciendo uso del DNIe y todo apunta a que no lo va a hacer en el futuro, al menos no en el corto plazo. En su defecto, buscan mecanismos universales, baratos, sencillos y entendibles como, por ejemplo, el teléfono móvil.

Hace unas semanas, durante el Mobile World Congress, Telefónica hacía público su proyecto mDNI en el que, mediante un acuerdo con Secuware, plantea introducir los datos del DNIe en la tarjeta SIM del teléfono móvil. Este mecanismo permitirá la identificación, tanto en sitios web públicos como privados, pero no permitirá la firma digital con lo que no podrá ser usado en la Administración Pública (salvo para la identificación inicial).

Pero no queda ahí la cosa respecto a la identificación con dispositivos móviles. Prácticamente todos los nuevos teléfonos inteligentes que empezarán a comercializarse en 2011 (iPhone, Android, Phone 7,...) incorporarán soporte del estándar NFC. Telefónica ya ha comenzado un despliegue masivo entre sus empleados tras el éxito del proyecto piloto en Sitges junto con La Caixa. Gigantes como Google ya han comenzado despliegues similares financiando la instalación de antenas en calles de Nueva York y San Francisco.

Y nuevamente, parece que las Administraciones Públicas quedarán al margen de esta iniciativa dado que no tiene los parabienes legales necesarios.

Y ahora la cuestión del día. ¿Deben quedarse las Administraciones Públicas fuera de estos avances técnicos? Es cierto, probablemente muchos de estos sistemas tienen puntos débiles pero tampoco los certificados digitales como el del DNIe son perfectos. No hay más que ver lo que acaba de ocurrir con Comodo, una empresa de certificación de primer nivel que ha sucumbido a un ataque y ha emitido certificados totalmente válidos (pero fraudulentos) que permiten la completa suplantación de identidad en los sitios web de Microsoft, Google, Skype, Yahoo! y Mozilla.

¿Debe primar la seguridad jurídica al 120% sobre la usabilidad? Las empresas privadas analizan el riesgo y determinan la mejor posición frente a él. ¿Es esto asumible en el caso de la Administración Pública?

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Calcule la edad de su empresa de TI



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Las empresas, al igual que cualquier ser vivo, describen un ciclo biológico que va desde el nacimiento, pasando por todas las etapas propias del crecimiento, hasta la madurez y posterior envejecimiento. Finalmente, a veces, acontece la muerte aunque a diferencia de los seres vivos las empresas tienen la capacidad de insuflarse botox de forma masiva y volver de nuevo a una etapa previa a la mayoría de edad. De hecho, si son hábiles, puede repetir ese ciclo de forma indefinida.

La edad de las empresas
Fuente: www.adizes.com
Entendiendo este concepto se puede comprender el motivo real que se esconde detrás de que el valor de las acciones de Apple bajen casi un 10% en solo un día tras conocerse que su presidente, Steve Jobs, anuncie una nueva baja médica.

Para ilustrar los pasos por los transcurre una empresa de TI utilizaremos los diferentes estadios propuestos por la metodología de Adizes en Managing Corporate Lifecycles. Analizando cada una de estas etapas se debería poder ubicar a cualquier empresa de TI y plantear los pasos necesarios para reubicarla en una nueva posición.


El enamoramiento y el nacimiento

Para que una empresa exista primero debe haber nacido y antes del nacimiento es necesaria una etapa denominada enamoramiento en la que el emprendedor se enamora de una idea. Durante esta etapa es tiempo de soñar y no pensar en exceso en la viabilidad económica. Lo importante es tener una idea que sea bien aceptada por los consumidores y todo está supeditado a ello. Sin embargo, tras el nacimiento se produce uno de los momentos con más riesgo de la empresa ya que, habitualmente, el emprendedor no es experto en finanzas y cualquier pequeño contratiempo puede poner en riesgo la viabilidad económica de la idea. Tal y como ocurre con los bebés, es la fase de la vida que presenta más momentos de debilidad.

Durante esta fase la figura del emprendedor es imprescindible ya que si por cualquier razón deja de estar comprometido con la idea la empresa simplemente desaparece. El emprendedor es clave, su empuje, tesón y capacidad de trabajo harán que la empresa comience sus primeras etapas de crecimiento.

Si la fase de enamoramiento no concluye con el nacimiento de una empresa se puede decir que se ha producido un affaire o un rollo de una sola noche.


Las etapas de crecimiento: Infancia, Go-Go y Adolescencia

La primera etapa, la infancia, presenta significativos ratios de mortalidad infantil, bien por falta de tesorería (el emprendedor se ha centrado en exceso en la idea y ha descuidado la gestión económica) o bien porque su interés por la idea decrece. Tal y como ocurría durante el momento del nacimiento, el emprendedor sigue siendo clave dado que es quien asume personalmente el rumbo de la empresa sin delegar ninguna decisión. Por tanto, durante esta etapa es clave un crecimiento equilibrado en cuanto al desarrollo de la idea y la gestión financiera.

No hay grandes referencias de empresas de TI en esta etapa dado que aún no tienen la relevancia ni la notoriedad como para ser conocidas en el mercado.

Superada la infancia se llega a la fase go-go. Durante esta fase la compañía comienza a tener éxitos y en ocasiones esto hace que tanto ella como su líder se vuelvan un tanto arrogantes. El rápido crecimiento inicial (hay que tener en cuenta que partía de cero) les lleva a pensar que pueden competir con los grandes del mercado, con los líderes ya establecidos. Llevado al extremo puede ser letal.

El líder sigue siendo imprescindible ya que aún se delegan muy pocas decisiones. La compañía, aún no teniendo un marketing bien definido, comienza a orientarse al mercado en lugar mirar únicamente al producto. Empieza a crecer pero sus sistemas de gestión interna no siguen al mismo ritmo. Hay grandes y manifiestas carencias en la gestión administrativa, financiera y de personal dado que lo importante y casi único sigue siendo la idea.

Logo de Facebook
Facebook es una empresa go-go. En Facebook todo gira alrededor de su creador Mark Zuckerberg (¿alguien conoce a algún directivo más de la compañía pese a tener varios miles de trabajadores?). No se concibe Facebook sin él. Y como compañía tiene la arrogancia necesaria para enfrentarse a Google y otros por la gestión de los contactos. Sin duda, tiene todas las características de una empresa en la fase go-go.

Llega la adolescencia y con ella llega el renacimiento de la empresa. Durante esta etapa será clave que el fundador aprenda a delegar en todo aquello en lo que puede encontrar mejores perfiles en el mercado. Deberá soltar la gestión económica, financiera, marketing, ventas, personas,... y probablemente seguir centrado en la estrategia, en la idea, en la diversificación,...

Este cambio provocará un relevo en la dirección general de la compañía pasando del emprendedor, el líder, a un director general profesional con experiencia al timón de grandes compañías. El líder continuará como presidente, ideólogo, estratega,... A su vez, este relevo en la dirección general provocará escaramuzas internas incipientes entre los de siempre y los recién llegados que, si todo ocurre con normalidad, cesarán en poco tiempo. Si no ocurre así habrá un divorcio entre los que aún piensan que la idea está por encima de todo y los que creen que además de la idea hay que tener un plan de negocio viable.

Logo de Google
Google es un ejemplo de empresa en la etapa de adolescencia. Ha sabido hacer una transición pacífica y su director general, Eric Schmidt, tiene tanta notoriedad como sus fundadores, dueños y estrategas Larry Page y Sergey Brin. Al tiempo, Google tiene un mercado muy bien diversificado desde su tradicional buscador Google.com y la publicidad con Adsense, investigación energética, TI asociada al sector sanitario, su propia televisión Google TV, un operador de comunicaciones sobre Internet con Google Chat,...


La madurez

Pasada la adolescencia se llega a la madurez, momento en el que la compañía iguala el enfoque estratégico con los sistemas internos de gestión. Hay una bien definida planificación estratégica y un correcto control de gestión, una clara orientación a resultados, una buena tesorería,... En general, la empresa está bien engrasada internamente. Gracias a la fuerza de su caja, en esta etapa la compañía tiene la capacidad de diversificar llegando incluso a comprar y crear nuevas empresas.

La empresa sigue aún creciendo aunque a menor ritmo que en la adolescencia y probablemente lo más importante en esta etapa es no caer en la auto-complacencia. Ha sido duro llegar pero lo será aún más mantenerse.

Logo de Oracle
Un ejemplo de esta etapa es Oracle. La compañía de Larry Ellison busca situarse permanentemente en la franja que separa la adolescencia de la madurez. Incluso el color rojo de su imagen corporativa intenta buscar un punto de impulsividad más propio de los adolescentes que de personas maduras. Al tiempo, este carácter impulsivo también permite que el mercado le perciba como una empresa con un alto nivel de innovación. Del mismo modo, quizá el hecho de que su fundador siga siendo la persona más conocida de la compañía es un rasgo que aún le une a la adolescencia.

Piensa diferente, de Apple
Al igual que Oracle, otra compañía que está continuamente a caballo entre la adolescencia y la madurez es Apple. La compañía de Steve Jobs es capaz de reinventarse constantemente creando tendencias. Su perfil es altamente innovador  y todo ello, en parte, gracias a su ideólogo. De ahí que si se anuncia su baja médica la compañía sufra un duro varapalo en bolsa de inmediato. Porque esa capacidad de reinventarse se debe en parte a su fundador.

Logo de IBM
Probablemente el exponente más claro de esta etapa sea IBM. El big blue busca con ahínco esta ubicación (no se concibe, ni probablemente desea, una IBM excesivamente aventurera) pero estar permanentemente en esta posición es probablemente una de las opciones más complejas. Debe saber combinar la experiencia y madurez con la capacidad de innovar y de reinventarse permanentemente. No resulta extraño por tanto que IBM compatibilice su imagen pública de compañía seria y con arraigo con ser la empresa con más patentes año sobre año y una inversión en I+D superior a los 6.000 millones de dólares.

Logo de Microsoft
El cuarto ejemplo de madurez es el de Microsoft. Su transición, el reemplazo de Bill Gates por Steve Ballmer, ocurrida hace unos años es un claro síntoma de ello aunque en el caso de Microsoft probablemente ahora mismo se encuentre en la franja derecha de la madurez, la que separa la madurez de las siguientes etapas. Microsoft necesita reinventarse a sí misma una vez que su líder e ideólogo ya no está en la compañía. Claros ejemplos de ello son su realineamiento hacia los servicios frente a su anterior modelo de negocio basado en la venta de cajas o su incondicional apoyo a un nuevo modelo de negocio basado en la nube. A esto último se ve obligada por la fuerza con la que empujan los que vienen por detrás, fundamentalmente Google.

En cualquier caso, todos ellos son capaces de mantenerse en la etapa de madurez sin dar grandes bandazos entrando de nuevo en las etapas de adolescencia, ni grandes parones tras los que caerían en las etapas de decrepitud.


Las etapas de decrepitud: Aristocracia, Burocracia temprana

Todo lo que no mejora, empeora. La decrepitud comienza cuando la compañía deja de ser flexible y le cuesta cada vez más adaptarse a los cambios del mercado. Ya no es creativa; es más, piensa que conoce los gustos del cliente mejor aún que el propio cliente y es este último quien debe cambiar para adaptarse a lo que produce la empresa.

Salón de los espejos en Versalles
Versalles, símbolo máximo de lujo, ego,
endogamia y ostentación
La primera fase de la decrepitud es la aristocracia. En ella el control de gestión manda sobre la estrategia y lo importante no es qué se hace sino cómo se hace y quién (dentro de la compañía) lo hace. La innovación es prácticamente inexistente a todos los niveles lo que hace descender el nivel de motivación de quien tiene la capacidad para llevarla a cabo pero no tiene los apoyos internos suficientes para iniciar proyectos.

La empresa aristocrática busca el aumento de facturación mediante el aumento de los precios y no mediante una mayor eficiencia o eficacia. Es su falsa sensación de supremacía la que le hace creer que el cliente está dispuesto a pagar más por sus productos o servicios. Esto le llevará a perder cada vez más cuota de mercado haciendo el problema cada vez más grande.

A diferencia de lo que ocurre con las empresas en las primeras fases de crecimiento, tienen una fuerte tesorería dado que no saben en qué invertir (las empresas go-go siempre tiene más ideas que capital). En parte, esa puede ser su salvación para volver de nuevo a la adolescencia o madurez, bien comprando tecnología o compañías que le permita reposicionarse en el mercado, bien reorganizando el poder interno de cada departamento para volver a dar más peso a las áreas de desarrollo de producto, I+D y marketing.

Cuando ya no son posibles más aumentos de facturación mediante alza de los precios se llega a la burocracia temprana. En esta etapa se reproducen todos los problemas de la fase anterior pero con mucha más virulencia.

La tensión interna es ya máxima y abundan los conflictos de personal. En ocasiones se inician cruzadas inquisitorias para identificar a los culpables de los problemas sin buscar las causas ni sus posibles soluciones. En ese escenario, la mejor forma de destacar es no crear problemas y pasar desapercibido. Es el triunfo de los profesionales grises. El centro de la compañía son los empleados y sus luchas internas y no el cliente o el mercado.

Logos de Nokia y Blackberry
No hay muchas referencias de compañías en estas etapas dado que en el sector TI se pasa de la madurez a la muerte a gran velocidad. La tecnología evoluciona a un ritmo vertiginoso y un fallo puede ser la diferencia entre estar o no estar entre quienes marcan las tendencias. Por citar algún ejemplo se podría hablar de Blackberry, Nokia o Windows Mobile que no han sabido leer los cambios que estaban ocurriendo en el mercado de los teléfonos inteligentes con la irrupción del iPhone y los teléfonos basados en Android.

Windows Phone 7
Microsoft ya ha reaccionado tirando por la borda veinte años de desarrollo en el sistema operativo Windows Mobile y empezando de cero el desarrollo de  Windows Phone 7. Ahora falta ver qué ocurrirá con Blackberry y Nokia, antes lideres y creadores de tendencia y ahora en absoluta recesión.


La Burocracia y la Muerte

Con la burocracia llega el momento de rehacer por completo el modelo de negocio o resignarse a desaparecer. La empresa ya no genera suficientes recursos para subsistir.

La empresa ya no es capaz de tomar decisiones. Los clientes no son capaces de obtener nada de útil de ella dado que cada vez que le plantean un problema la empresa responde con otros dos problemas más. De hecho, la empresa se vuelve sorda y simplemente no oye a sus clientes.

Sus sistemas de TI no están integrados ni responden a las necesidades del cliente. Pero esto tampoco crea malestar interno porque la organización es absolutamente endogámica y únicamente piensa en sí misma. Lo que está fuera de la propia empresa no existe. Se hace evidente que solo existe porque nadie se ha tomado aún la molestia de registrar su defunción.

Después de la burocracia sobreviene la muerte. Únicamente hay dos opciones para que esto no ocurra. La primera es que la empresa consiga un mercado de nicho suficientemente poco atractivo para la competencia que le permita seguir viviendo pese a ser nula en eficiencia, eficacia o innovación. Pero eso es cada vez menos frecuente dada la híper-competitividad y exceso de oferta que caracteriza a nuestro entorno. La segunda razón es que la empresa tenga un cliente cautivo. Nuevamente, para desgracia de este tipo de empresas, el concepto de cliente cautivo es cada vez más discutible. Nadie quiere, ni probablemente puede ni debe, ser cautivo de nada.


Conclusiones

Estar permanentemente en la etapa de plenitud no es fácil. Hay que saber combinar la visión a medio y largo plazo, la estrategia, con el control de gestión propio del corto plazo. Esto hará que haya pequeños vaivenes entre el final de la etapa de adolescencia y el principio de la etapa de aristocracia manteniendo siempre el centro en la madurez.

Para ello es fundamental la innovación, e innovar no consiste en sentarse a pensar que busca el mercado. Hacen falta líderes capaces de esforzarse en conocer muy bien al cliente y después tener la visión y valor necesarios para adelantarse a sus necesidades. Esto lo saben bien las empresas de TI, un mercado en el que los plazos de crecimiento y decrecimiento se estrechan al máximo. Si algo se hace bien se sube muy rápido pero por la misma razón se puede caer a la misma velocidad.

Todas las referencias son de grandes corporaciones multinacionales pero la metodología de Adizes es aplicable a empresas de cualquier tamaño. Volviendo al inicio, ¿somos capaces ahora de calcular la edad de nuestra empresa de TI?


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Microsoft: el mayor impulsor del software libre



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Lo sé, el título del post puede sonar a amarillismo o tal vez me he vuelto loco pero si siguen leyendo tres minutos más intentaré demostrar que lo primero no es cierto (o no del todo) y tal vez tenga suerte con lo segundo.

Partiendo de la base de que se tienen claras las libertades básicas del software libre (libertad para usar, estudiar, distribuir y mejorar) y que se tiene claro que software libre no tiene relación biunívoca con software gratuito, empecemos (si no fuera así recomiendo la lectura previa de wikipedia en su entrada sobre software libre).

El software libre suele denominarse también Open Source cuyo desarrollo está impulsado por la Open Software Initiative. Si bien ambos términos no son exactamente sinónimos desde el punto de vista filosófico (el primero hace referencia a planteamientos éticos y morales mientras que Open Source se centra únicamente en aspectos técnicos) son completamente equivalentes desde el punto de vista práctico y, de hecho, ambos movimientos trabajan juntos en el desarrollo de proyectos.

Un poquito de historia (la justa para poner en contexto)

Independientemente del momento en que cada uno apareció en escena existen dos personas claves en el desarrollo del software libre. La primera es Richard Stallman, creador del concepto de software libre y de la fundación que lo promueve. La segunda, como no, es Linus Torvalds, creador original e impulsor del sistema operativo Linux cuyo desarrollo fue la pieza angular del crecimiento y potenciación de los conceptos de software libre y código abierto.

En el caso de Stallman, la historia cuenta que a mediados de los años 80, cuando el software comenzaba a tener restricciones de uso (hasta entonces era desarrollado y compartido fundamentalmente en las  universidades y en una industria absolutamente incipiente), el laboratorio en el que él trabajaba recibió una impresora como donativo. El software que gestionaba esta impresora presentaba algunas carencias que el propio Stallman se ofreció a solventar de manera desinteresada y para ello solicitó el código fuente a la empresa que comercializaba el software. Pese a que su interés no era lucrativo (únicamente quería solventar los problemas del software y estaba dispuesto a donar las mejoras a la empresa propietaria) la respuesta que recibió fue negativa y por ello, en 1984, Stallman comenzó a trabajar en el proyecto GNU, y un año más tarde fundó la Free Software Foundation introduciendo una definición para free software y el concepto de copyleft como mecanismo para dar a los usuarios las libertades citadas en el punto anterior y para restringir las posibilidades de apropiación del software.

Linus Torvalds es el creador del primer núcleo del sistema operativo Linux. Este germen de software, que en su momento tenía no más de 10.000 líneas de código, consta en la actualidad de más de 30 millones y es el exponente máximo de la corriente de software alternativo al de las firmas de software convencionales. Aunque Linus es el autor de no más del 2% de Linux se le sigue considerando el padre del sistema operativo y su persona es un referente para toda la comunidad de software libre.

La razón fundamental para el desarrollo de Linux, según el propio Torvalds, fue su ímpetu por la investigación y la búsqueda de una alternativa al sistema operativo Minix (variante de UNIX con fines educativos). No obstante, en la actualidad, lejos de ser un competidor para UNIX, se ha convertido en el referente de los sistemas operativos junto a Microsoft Windows.

¿Por qué nace el software libre?

Como se vio en el punto anterior, el software libre nace como rechazo al intento de privación de acceso a la propiedad intelectual, máxime cuando este acceso no estaba acompañado del correspondiente ánimo de lucro sino únicamente mejorar lo ya existente.

En este sentido, Free Software Foundation (no tanto Open Source Initiative) considera el software libre como un competidor del capitalismo, una forma de anarquismo práctico donde el copyright es una restricción del legislador sobre los mercados. De hecho, gran parte de las implicaciones políticas y económicas del software libre hacen alusión a varios conceptos y principios de claros tintes socialistas y anarquistas. Y aunque sería un despropósito pensar que el software libre solo tiene aceptación en función de  corrientes políticas (es un fenómeno a escala mundial) no pasa desapercibido el que cuatro de los diez países que más claramente lo apoyan a nivel institucional sean Brasil, Cuba, Venezuela y China.

Este tipo de razonamientos explican en gran parte los orígenes del software libre pero resulta difícil pensar que su enorme desarrollo se deba a elevados niveles de altruismo a nivel mundial o al gusto por los sistemas mutualistas o cooperativistas (formas asociativas muy similares al modo en que se organizan las comunidades de software libre).

Pero entonces, ¿qué ha provocado el enorme auge de este tipo de creación de software? Para intentar dar respuesta a esta cuestión se centrará el estudio en Linux dado que muchas de las respuestas serán posteriormente extrapolables al conjunto del software libre.

Los gurús nos aseguran que en todos los mercados maduros existen siempre tres tipos de actores: el líder, el retador y los peleles. Entre los dos primeros se reparten la mayor parte de la cuota de mercado siendo los peleles dueños de un porcentaje mínimo que habitualmente está asociado a nichos.

Observando el mercado de los sistemas operativos a mediados de los ’90 se constata el enorme crecimiento de Microsoft Windows en cuanto a licencias y cuota de mercado, lo que provocaba un considerable retroceso del resto de competidores. Así, Microsoft consiguió sacar del mercado a sistemas operativos como IBM OS/2, Novell Networks, Banyan Vines,… reduciendo al mismo tiempo la cuota de la mayor parte de los sistemas operativos derivados de UNIX en el mercado en el que en esos años Windows era su competencia (gama media-baja en aquellos momentos). Es decir, Windows estaba constituyéndose como el líder del mercado de sistemas operativos de usuario y de red para entornos de computación medio o bajo.

En esta coyuntura el panorama se pintaba de forma que existía un claro líder pero ¿y el retador? Nadie en la industria del software había conseguido pasar de pelele frente a Windows dado que las cuotas de mercado y aceptación de sus competidores estaban bajo mínimos. Esta estrategia, que podría parecer la ideal para cualquier empresa, maximizando las ventas y por tanto los beneficios, no tardaría en cobrar su peaje a Microsoft.

En la medida en que nadie en la industria de TI era capaz de plantear una alternativa razonable al monopolio de Windows 95/98 y Windows NT y posteriormente al ya omnipresente Windows 2000, las comunidades de software libre tomaron el testigo haciendo evolucionar a Linux hasta posicionarlo como un retador creíble. Es decir, dado que los competidores convencionales no eran capaces de hacer sombra a Windows, apareció la mano invisible (Adam Smith) de la economía reordenando el mercado. Aparecía de este modo un nuevo jugador o, mejor dicho, un nuevo tipo de jugador: el de los fabricantes de software no alineados.

La postura inicial de Microsoft (durante más de 15 años ha sido así) fue la de ningunear a Linux haciendo como si no existiese -no aparece referencia alguna a Linux en los documentos públicos de Microsoft hasta bien entrada la primera década del siglo XXI-.  Parafraseando a Peter Drucker en un texto que bien podría haber sido escrito pensando en la lucha entre Microsoft y Linux los grandes fabricantes y proveedores que predominan en el mercado y que han tenido éxito sin cuestionamiento durante muchos años tienden a ser arrogantes. Al principio, descartan al competidor recién llegado por insignificante y aficionado. Pero incluso cuando ese recién llegado consigue una parte cada vez más grande del negocio, les cuesta trabajo movilizarse para reaccionar. Esto, unido a la animadversión propia hacia los monopolios, no hizo sino echar leña al fuego de la comunidad de software libre.

En resumen, una de las causas principales del repentino y vertiginoso crecimiento de Linux se debe a la no existencia de competencia. Microsoft se erigió como un monopolio de hecho y, aunque es fácil decirlo a posteriori, no supo gestionar adecuadamente su inmejorable posición de liderazgo. Sus tácticas comerciales y de marketing, en ocasiones al límite de la legalidad, asfixiaron hasta tal punto a sus competidores que permitieron la irrupción de un jugador que desequilibraba y no se ajustaba a las estrategias habituales del mercado.

En palabras, nuevamente, de Drucker: Hay una máxima posición de mercado por encima de la cual puede no ser aconsejable colocarse, incluso sin leyes antimonopolio. El dominio del mercado tiende a adormecer al líder y produce una tremenda resistencia interna a cualquier innovación y, por eso, hace sumamente difícil adaptarse al cambio. Y existe también una resistencia muy bien fundada a depender de un proveedor dominante. A nadie le gusta estar a merced de un proveedor monopolista.

No resulta raro que el slogan defensivo de Microsoft frente a las demandas anti-monopolio fuese el de Freedom to innovate, queriendo indicar, es de suponer,  un cambio de estrategia por el cual se abanderaba la innovación como forma de luchar contra la autocomplacencia que provocan las situaciones monopolísticas.

Volviendo al dominio del mercado, obviamente, Microsoft superó ampliamente la posición óptima en varios ámbitos, entre ellos el de los sistemas operativos de equipos de sobremesa, el de los navegadores de Internet y el de las herramientas ofimáticas, donde el dominio llegó a estar –y en algún caso aún está- por encima del 95% del mercado.

Quizá por ello la historia de Linux y su crecimiento es extrapolable en gran medida a muchas otras iniciativas del software libre como el entorno de desarrollo de software Eclipse frente a Microsoft Visual Studio, el navegador de Internet Firefox frente a Microsoft Internet Explorer o la suite ofimática OpenOffice frente a Microsoft Office. En este último caso, la aparición de la suite ofimática de software libre respondía a la desaparición del mercado de suites comerciales como IBM Lotus SmartSuite o paquetes muy populares en su momento como Wordperfect. Nuevamente, la capacidad de Microsoft para llevar al límite las teorías darwinianas en las que solo uno puede sobrevivir propició la aparición de alternativas no previstas, en parte debido a una variante inesperada de la mano invisible.

Otras muchas iniciativas del software libre, en su mayor parte posteriores, han nacido asociadas al notable éxito cosechado por Linux y casi siempre con Microsoft como enemigo irreconciliable. Esto no es casual dado que, con motivos o sin ellos, Microsoft está posicionado como el referente en el polo opuesto a las teorías que promueven las comunidades de Open Source (aunque últimamente Oracle, tras la compra de Sun, parece querer desbancarle de ese dudoso honor tras la retirada de Open Solaris o la demanda contra Google por la patente de Java).

Resumiendo, el auge del software libre se reparte a partes iguales entre una agresiva política comercial y tecnológica de Microsoft frente a sus competidores y a la más absoluta incapacidad del resto del mercado para hacerle sombra tanto técnica como comercialmente.

Volviendo al presente

Para demostrar la teoría anterior analicemos un mercado: el de los sistemas operativos para dispositivos móviles. Hace diez años todo el mundo apostaba por Linux como competidor de Microsoft en el mercado de los dispositivos móviles. De hecho, no había más jugadores, solo estaban Microsoft con Windows Mobile y Linux con su micro-kernel para dispositivos de bolsillo. Hoy en día hay alternativas comerciales a Windows Mobile (Android de Google e iOS en el iPhone de Apple) que incluso le superan ampliamente en cuota de mercado.
¿Alguien se acuerda ya de Linux en teléfonos móviles? La respuesta: nadie, porque Linux tras muchos años intentándolo no pasa de un pírrico 3% de cuota de mercado en este tipo de dispositivos (Ver apartado de Cuota de Mercado en este post).

Otro ejemplo. Durante años la única competencia de Microsoft Office ha sido una iniciativa bastante poco exitosa: Open Office. Esto se produce por la manifiesta incapacidad del mercado para hacer sombra a Microsoft en el segmento ofimático, especialmente por parte de IBM con SmartSuite y Novell con GroupWise (antes WordPerfect).
Hoy en día hay un nuevo actor en escena, Google Apps, con un planteamiento disruptivo en la nube que parece si ser capaz al menos de plantar cara a Microsoft. Apuesto (y no tengo absolutamente ningún dato que lo respalde, es pura intuición) a que Google Apps tendrá más base instalada en 2011 que Open Office en toda su historia.

Lo mismo podría decirse, por qué no, de Mozilla, Internet Explorer y Chrome. En definitiva, aunque como en todo hay algunas honrosas excepciones (quizá Apache sea una), parece claro que cada vez que aparece un competidor digno en el mercado se relega al software libre -al de verdad, no al financiado o auspiciado por empresas concretas- a sus cuarteles de invierno.

Después de todo esto, ¿aún siguen pensando que el título del post es sensacionalista?

To be continued...

RSS

¿Por qué nos gusta tanto el iPhone?



RSS

En plena crisis económica y vemos como hay cientos o miles personas que hacen cola toda una noche para ser los primeros en comprar un teléfono móvil que no destaca precisamente por su reducido precio. ¿Qué tiene el iPhone para ser capaz de conseguir estos masivos cantos de sirena al consumismo?

iPhone de Apple
Empecemos por lo obvio, la carcasa

Apple ha diseñado su iPhone sobre algunas premisas de partida revolucionarias frente a lo que los usuarios estaban acostumbrados. Más allá del diseño de la carcasa sorprende el hecho de que no hay posibilidad de sacar la batería ni tampoco existe ese pequeño agujero que permite hacer reinicio en frío del dispositivo. Ambas posibilidades son muy útiles en otros dispositivos cuando deja de responder.
El motivo no es que a Apple se le haya olvidado diseñar una tapa retráctil en la parte trasera del teléfono sino que el sistema operativo del iPhone está diseñado para que nunca se quede 'colgado'. Y aunque es cierto que se ha guardado un as en la manga para poder hacer un reset en frío mediante una combinación de teclas, lo cierto es que, efectivamente, el dispositivo es muy estable y la opción de quitar la batería para volver a empezar simplemente no es necesaria.

Lo 'único' que Apple ha tenido que hacer es escuchar a los clientes de los Smartphones basados, fundamentalmente, en Windows Mobile (también en Blackberry desde que incluyen aplicaciones Java de forma masiva) para saber que la gente no quiere teléfonos que se quedan colgados y en los que hay que reiniciar el dispositivo para volver a estar de nuevo online.


Más allá de la carcasa

Dejando de lado lo tangible, el principal cambio del iPhone respecto a todos sus competidores es la simplificación máxima de la tecnología y la conversión de todo en servicios.

El iPhone tiene un icono que muestra la previsión meteorológica para los próximos cinco días. Esto no es nuevo dado que los Smartphones anteriores ya podían hacerlo lanzando el navegador de Internet y accediendo a las páginas de Yahoo, MSN, ... donde podían encontrar esa información.
La diferencia es que Apple ha simplificado al máximo el proceso: el usuario no sabe de donde proviene la información (es de suponer que tampoco le preocupa conocer la fuente que, por cierto, es Yahoo) y simplemente hacen clic en el icono y ven la previsión. Ni más, ni menos.
El usuario de a pie no quiere tener que recordar la web que facilita la previsión meteorológica, simplemente, quiere verla.
Lo mismo ocurre con el servicio de vídeos de YouTube, la descarga y compra de música en iTunes, información bursátil de Yahoo, el servicio de mapas y cartografía (integrado con GoogleMaps), etc. El trabajo previo es, de nuevo, escuchar a tus clientes y llegar a acuerdos con otras compañías para tejer Redes de Servicios ya empaquetados.

Al margen de eso, el iPhone es diseño, diseño y más diseño. Un ejemplo de ello es el movimiento de los menús de forma horizontal en lugar de los clásicos menús verticales de Windows Mobile o Blackberry. ¿Y donde está la ventaja de ese cambio?, se preguntarán algunos. Pues en algo tan simple que molesta no haberlo descubierto antes: el movimiento horizontal del dedo pulgar es mucho más natural, amplio, rápido y preciso que el mismo movimiento para conseguir un desplazamiento vertical. Y además exige menos esfuerzo a la mano. Por ello, en el iPhone, todo lo que puede hacerse con desplazamiento horizontal se hace de este modo.

Otro cambio, que por obvio sorprende, radica en que el interface de usuario es el dedo y no incómodos palitos necesarios para seleccionar los elementos de la pantalla. Para ello, únicamente ha sido necesario diseñar un interface de usuario donde el tamaño mínimo del área de selección está definido por el grosor del dedo. Nuevamente, se trata de cuestionarse el GUI del dispositivo incluso en aquello que se da como dogma de fe y descartar o mejorar todo aquello que, simplemente, se hace así porque siempre se ha hecho así.
Probablemente el GUI de Windows Mobile es un poco acertado intento de Microsoft de reproducir el GUI de un PC sobre un dispositivo de mano.

Quizá por ello, los usuarios de iPhone habitualmente manejan el teléfono con una sola mano mientras que los usuarios de Smartsphones pre-iPhone necesitan las dos para desenvolverse por los menús. Estas son las pequeñas cosas donde Apple marca la diferencia.

Y por último, la sencillez llevada al extremo. El sistema operativo del iPhone parte de la base de que debe ser autosuficiente para el 99,9% de los problemas técnicos y de configuración de parámetros que se pueden dar. En ningún caso se transfiere la responsabilidad de la decisión al usuario. La diferencia de enfoque frente a los dispositivos pre-iPhone es radical ya que estos tienen la desagradable costumbre de plantear cuestiones al usuario para las que, en la mayor parte de los casos, no tiene la capacitación técnica necesaria.
Es impensable para Apple que el iPhone solicite al usuario la configuración para el enrutado de mensajes SMS, WAP, GRPS, UMTS... Esa información debe venir automáticamente por la red del operador.


Un teléfono inteligente es, sobre todo, un teléfono

Pero, ¿qué se espera de un teléfono inteligente? Ante todo, que sea un buen teléfono, y en eso iPhone -desde la versión 3G- cumple con creces. El teléfono siempre debe responder y además hacerlo con rapidez dejando atrás la desagradable percepción de usuario en otros Smartphones en los que tras pulsar la tecla de aceptar la llamada había que esperar tres o cuatro larguísimos segundos hasta que el dispositivo habilita la comunicación.

Además del teléfono destacan especialmente la navegación de Internet y el correo electrónico. La experiencia de navegación por la web es realmente buena (muy cercana a la de un PC) excepto cuando se topa con páginas que incluyen contenido Flash sin tener contenido alternativo. Y es que iPhone no tiene soporte -ni parece que lo vaya a tener a corto plazo- para el Flash Player de Adobe (lo que puede ser, si no lo es ya, un serio problema para Adobe y su tecnología Flash).
Como único pero a sus prestaciones se podría citar que no dispone de opción para gestionar Notas replicadas con servidor y que la Agenda -aunque mejorada en la última versión- aún tiene algunas pequeñas limitaciones.


Gestión de las expectativas

Es curioso que en la época del Open Source, en la que parece que todo lo chic debe estar basado en aplicaciones de las que se dispone del código fuente (aunque no se sepa para qué hace falta), lo cierto es que Apple ha conseguido un éxito incontestable sin liberar absolutamente nada de su conocimiento. Ni el código fuente del sistema operativo o sus aplicaciones preinstaladas, ni las características técnicas internas del dispositivo -más allá de lo básico-, ni el acceso a la instalación de aplicaciones sin pasar por la Apple Store.

Y el modelo funciona; con más de 200.000 aplicaciones disponibles para iPhone se hace evidente que disponer o no del código fuente del dispositivo no es impedimento alguno para poder desarrollar un modelo de negocio sobre él. Incluso Microsoft comienza a desarrollar para Apple (la versión de su cliente de Messenger está disponible en la Apple Store).

¿Qué ha conseguido Apple con tanto oscurantismo? Ha conseguido una extraordinaria gestión de las expectativas. Durante los meses previos a cada lanzamiento (3G, 3GS o 4G) ha ido 'liberando' datos técnicos de los diferentes modelos, siempre en sitios web no oficiales -incluso con denuncias por espionaje al más puro estilo James Bond-, lo que ha despertado la innata curiosidad humana en el colectivo de los devotos a Apple y en el de los potenciales clientes.

Esta estrategia choca frontalmente con otras como la de Microsoft, conocida en ocasiones como vaporware por su costumbre de anunciar productos que no existen ni lo harán en el corto plazo, o la de Google por su gusto por mantener sus productos en fase beta durante meses, e incluso en ocasiones años, a la espera de que sus usuarios vayan puliendo el acabado final. Lo que es claro es que a Apple esta política de oscurantismo le funciona.

Gracias a todo lo anterior, la notoriedad de iPhone en el mercado es ya brutal. Como prueba, y aunque no sea una referencia muy académica, la palabra iPhone aparece en 478 millones de páginas según los resultados de búsqueda en Google, prácticamente lo mismo que sus tres principales competidores juntos, Windows Mobile con 225 millones de páginas, Blackberry con 134 millones de páginas y Android con 121 millones de páginas. Aún más, millón arriba o abajo, éxisten prácticamente el mismo número de páginas que contienen la palabra iPhone que las que contienen la palabra Apple. Es decir, la notoriedad como marca de iPhone es similar a la propia marca que lo ha creado.


Precio

El precio es un excelente comunicador y en el caso de Apple un precio en la franja superior del segmento representa el toque de exclusividad con el que la marca impregna a todos sus productos. Es impensable un iPhone a precio de teléfono de gama media dado que a) no lo es y b) aunque lo fuera un precio bajo no sería bueno para el negocio en el segmento que intenta liderar.


Cuota de mercado

Como sería de esperar, una elevada notoriedad en el mercado y un índice de satisfacción de usuario elevado (más del 80% de los usuarios de iPhone dicen que éste será también su próximo smartphone) implican una cuota de mercado relevante y en alza.

Cuota de mercado de las plataformas de móviles

En muy pocos años, desde luego muchos menos de los que llevan RIM y Microsoft en este mercado, iPhone ha conseguido posicionarse en el segundo lugar como retador y empieza ya a inquietar al líder.

Las estadísticas de Nielsen sobre la penetración de cada uno de los fabricantes en el mercado de smartphones son claras: Crecen iPhone y Android y tanto Blackberry como Windows Mobile están en recesión.


Penetración de los smartphones
Y no hay que olvidar que el smartphone tiene ya una cuota en el mercado de la telefonía en general cercana al 25% y creciendo a un ritmo de 3 puntos porcentuales cada trimestre, impulsados fundamentalmente por el deseo de acceder a contenidos de Internet en movilidad, lo que, sin lugar a dudas, es del agrado de las operadoras al incrementar así el consumo de ancho de banda de sus clientes.

Los proveedores de teléfonos móviles convencionales (Nokia, Sony-Ericsson, etc) debería hacer suyo lo de que cuando las barbas del vecino veas cortar...


Para terminar

Escuchar y analizar aquello que los clientes dicen que no les gusta (y lo que sí), cuestionarlo todo, absolutamente todo, y no tener miedo a proponer nuevas soluciones. No es una mala propuesta.

Manzana de Apple
La imagen corporativa de Apple bien podría ser un patio de colegio con ingenieros con cara un tanto infantil y una mente abierta y sin prejuicios, con unas orejas muy grandes para escuchar todas las conversaciones de sus clientes, posibilitando con ello la verdadera innovación.

Ese es el secreto de iPhone, la innovación: hacer cosas que hasta entonces nadie se había atrevido ni tan siquiera a plantear. Apple ha sido capaz de revolucionar el segmento de los teléfonos inteligentes para hacerse un hueco, un enorme hueco, en un mercado con un enorme potencial de crecimiento;  las operadoras estiman que en menos de tres años el tráfico en Internet en los móviles superará al tráfico de los enlaces de banda ancha fija.

(Intencionadamente no se ha incluido una referencia a las novedades de iPhone 4G porque para eso ya está el sitio de iPhone en la web de Apple).

Volviendo a la pregunta del inicio, ¿justifica toda esta innovación pasar una noche esperando a las puertas de las tiendas de gadgets para ser el primero en adquirirlo? Que cada cual opine.


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