¿Por qué nos gusta tanto el iPhone?



RSS

En plena crisis económica y vemos como hay cientos o miles personas que hacen cola toda una noche para ser los primeros en comprar un teléfono móvil que no destaca precisamente por su reducido precio. ¿Qué tiene el iPhone para ser capaz de conseguir estos masivos cantos de sirena al consumismo?

iPhone de Apple
Empecemos por lo obvio, la carcasa

Apple ha diseñado su iPhone sobre algunas premisas de partida revolucionarias frente a lo que los usuarios estaban acostumbrados. Más allá del diseño de la carcasa sorprende el hecho de que no hay posibilidad de sacar la batería ni tampoco existe ese pequeño agujero que permite hacer reinicio en frío del dispositivo. Ambas posibilidades son muy útiles en otros dispositivos cuando deja de responder.
El motivo no es que a Apple se le haya olvidado diseñar una tapa retráctil en la parte trasera del teléfono sino que el sistema operativo del iPhone está diseñado para que nunca se quede 'colgado'. Y aunque es cierto que se ha guardado un as en la manga para poder hacer un reset en frío mediante una combinación de teclas, lo cierto es que, efectivamente, el dispositivo es muy estable y la opción de quitar la batería para volver a empezar simplemente no es necesaria.

Lo 'único' que Apple ha tenido que hacer es escuchar a los clientes de los Smartphones basados, fundamentalmente, en Windows Mobile (también en Blackberry desde que incluyen aplicaciones Java de forma masiva) para saber que la gente no quiere teléfonos que se quedan colgados y en los que hay que reiniciar el dispositivo para volver a estar de nuevo online.


Más allá de la carcasa

Dejando de lado lo tangible, el principal cambio del iPhone respecto a todos sus competidores es la simplificación máxima de la tecnología y la conversión de todo en servicios.

El iPhone tiene un icono que muestra la previsión meteorológica para los próximos cinco días. Esto no es nuevo dado que los Smartphones anteriores ya podían hacerlo lanzando el navegador de Internet y accediendo a las páginas de Yahoo, MSN, ... donde podían encontrar esa información.
La diferencia es que Apple ha simplificado al máximo el proceso: el usuario no sabe de donde proviene la información (es de suponer que tampoco le preocupa conocer la fuente que, por cierto, es Yahoo) y simplemente hacen clic en el icono y ven la previsión. Ni más, ni menos.
El usuario de a pie no quiere tener que recordar la web que facilita la previsión meteorológica, simplemente, quiere verla.
Lo mismo ocurre con el servicio de vídeos de YouTube, la descarga y compra de música en iTunes, información bursátil de Yahoo, el servicio de mapas y cartografía (integrado con GoogleMaps), etc. El trabajo previo es, de nuevo, escuchar a tus clientes y llegar a acuerdos con otras compañías para tejer Redes de Servicios ya empaquetados.

Al margen de eso, el iPhone es diseño, diseño y más diseño. Un ejemplo de ello es el movimiento de los menús de forma horizontal en lugar de los clásicos menús verticales de Windows Mobile o Blackberry. ¿Y donde está la ventaja de ese cambio?, se preguntarán algunos. Pues en algo tan simple que molesta no haberlo descubierto antes: el movimiento horizontal del dedo pulgar es mucho más natural, amplio, rápido y preciso que el mismo movimiento para conseguir un desplazamiento vertical. Y además exige menos esfuerzo a la mano. Por ello, en el iPhone, todo lo que puede hacerse con desplazamiento horizontal se hace de este modo.

Otro cambio, que por obvio sorprende, radica en que el interface de usuario es el dedo y no incómodos palitos necesarios para seleccionar los elementos de la pantalla. Para ello, únicamente ha sido necesario diseñar un interface de usuario donde el tamaño mínimo del área de selección está definido por el grosor del dedo. Nuevamente, se trata de cuestionarse el GUI del dispositivo incluso en aquello que se da como dogma de fe y descartar o mejorar todo aquello que, simplemente, se hace así porque siempre se ha hecho así.
Probablemente el GUI de Windows Mobile es un poco acertado intento de Microsoft de reproducir el GUI de un PC sobre un dispositivo de mano.

Quizá por ello, los usuarios de iPhone habitualmente manejan el teléfono con una sola mano mientras que los usuarios de Smartsphones pre-iPhone necesitan las dos para desenvolverse por los menús. Estas son las pequeñas cosas donde Apple marca la diferencia.

Y por último, la sencillez llevada al extremo. El sistema operativo del iPhone parte de la base de que debe ser autosuficiente para el 99,9% de los problemas técnicos y de configuración de parámetros que se pueden dar. En ningún caso se transfiere la responsabilidad de la decisión al usuario. La diferencia de enfoque frente a los dispositivos pre-iPhone es radical ya que estos tienen la desagradable costumbre de plantear cuestiones al usuario para las que, en la mayor parte de los casos, no tiene la capacitación técnica necesaria.
Es impensable para Apple que el iPhone solicite al usuario la configuración para el enrutado de mensajes SMS, WAP, GRPS, UMTS... Esa información debe venir automáticamente por la red del operador.


Un teléfono inteligente es, sobre todo, un teléfono

Pero, ¿qué se espera de un teléfono inteligente? Ante todo, que sea un buen teléfono, y en eso iPhone -desde la versión 3G- cumple con creces. El teléfono siempre debe responder y además hacerlo con rapidez dejando atrás la desagradable percepción de usuario en otros Smartphones en los que tras pulsar la tecla de aceptar la llamada había que esperar tres o cuatro larguísimos segundos hasta que el dispositivo habilita la comunicación.

Además del teléfono destacan especialmente la navegación de Internet y el correo electrónico. La experiencia de navegación por la web es realmente buena (muy cercana a la de un PC) excepto cuando se topa con páginas que incluyen contenido Flash sin tener contenido alternativo. Y es que iPhone no tiene soporte -ni parece que lo vaya a tener a corto plazo- para el Flash Player de Adobe (lo que puede ser, si no lo es ya, un serio problema para Adobe y su tecnología Flash).
Como único pero a sus prestaciones se podría citar que no dispone de opción para gestionar Notas replicadas con servidor y que la Agenda -aunque mejorada en la última versión- aún tiene algunas pequeñas limitaciones.


Gestión de las expectativas

Es curioso que en la época del Open Source, en la que parece que todo lo chic debe estar basado en aplicaciones de las que se dispone del código fuente (aunque no se sepa para qué hace falta), lo cierto es que Apple ha conseguido un éxito incontestable sin liberar absolutamente nada de su conocimiento. Ni el código fuente del sistema operativo o sus aplicaciones preinstaladas, ni las características técnicas internas del dispositivo -más allá de lo básico-, ni el acceso a la instalación de aplicaciones sin pasar por la Apple Store.

Y el modelo funciona; con más de 200.000 aplicaciones disponibles para iPhone se hace evidente que disponer o no del código fuente del dispositivo no es impedimento alguno para poder desarrollar un modelo de negocio sobre él. Incluso Microsoft comienza a desarrollar para Apple (la versión de su cliente de Messenger está disponible en la Apple Store).

¿Qué ha conseguido Apple con tanto oscurantismo? Ha conseguido una extraordinaria gestión de las expectativas. Durante los meses previos a cada lanzamiento (3G, 3GS o 4G) ha ido 'liberando' datos técnicos de los diferentes modelos, siempre en sitios web no oficiales -incluso con denuncias por espionaje al más puro estilo James Bond-, lo que ha despertado la innata curiosidad humana en el colectivo de los devotos a Apple y en el de los potenciales clientes.

Esta estrategia choca frontalmente con otras como la de Microsoft, conocida en ocasiones como vaporware por su costumbre de anunciar productos que no existen ni lo harán en el corto plazo, o la de Google por su gusto por mantener sus productos en fase beta durante meses, e incluso en ocasiones años, a la espera de que sus usuarios vayan puliendo el acabado final. Lo que es claro es que a Apple esta política de oscurantismo le funciona.

Gracias a todo lo anterior, la notoriedad de iPhone en el mercado es ya brutal. Como prueba, y aunque no sea una referencia muy académica, la palabra iPhone aparece en 478 millones de páginas según los resultados de búsqueda en Google, prácticamente lo mismo que sus tres principales competidores juntos, Windows Mobile con 225 millones de páginas, Blackberry con 134 millones de páginas y Android con 121 millones de páginas. Aún más, millón arriba o abajo, éxisten prácticamente el mismo número de páginas que contienen la palabra iPhone que las que contienen la palabra Apple. Es decir, la notoriedad como marca de iPhone es similar a la propia marca que lo ha creado.


Precio

El precio es un excelente comunicador y en el caso de Apple un precio en la franja superior del segmento representa el toque de exclusividad con el que la marca impregna a todos sus productos. Es impensable un iPhone a precio de teléfono de gama media dado que a) no lo es y b) aunque lo fuera un precio bajo no sería bueno para el negocio en el segmento que intenta liderar.


Cuota de mercado

Como sería de esperar, una elevada notoriedad en el mercado y un índice de satisfacción de usuario elevado (más del 80% de los usuarios de iPhone dicen que éste será también su próximo smartphone) implican una cuota de mercado relevante y en alza.

Cuota de mercado de las plataformas de móviles

En muy pocos años, desde luego muchos menos de los que llevan RIM y Microsoft en este mercado, iPhone ha conseguido posicionarse en el segundo lugar como retador y empieza ya a inquietar al líder.

Las estadísticas de Nielsen sobre la penetración de cada uno de los fabricantes en el mercado de smartphones son claras: Crecen iPhone y Android y tanto Blackberry como Windows Mobile están en recesión.


Penetración de los smartphones
Y no hay que olvidar que el smartphone tiene ya una cuota en el mercado de la telefonía en general cercana al 25% y creciendo a un ritmo de 3 puntos porcentuales cada trimestre, impulsados fundamentalmente por el deseo de acceder a contenidos de Internet en movilidad, lo que, sin lugar a dudas, es del agrado de las operadoras al incrementar así el consumo de ancho de banda de sus clientes.

Los proveedores de teléfonos móviles convencionales (Nokia, Sony-Ericsson, etc) debería hacer suyo lo de que cuando las barbas del vecino veas cortar...


Para terminar

Escuchar y analizar aquello que los clientes dicen que no les gusta (y lo que sí), cuestionarlo todo, absolutamente todo, y no tener miedo a proponer nuevas soluciones. No es una mala propuesta.

Manzana de Apple
La imagen corporativa de Apple bien podría ser un patio de colegio con ingenieros con cara un tanto infantil y una mente abierta y sin prejuicios, con unas orejas muy grandes para escuchar todas las conversaciones de sus clientes, posibilitando con ello la verdadera innovación.

Ese es el secreto de iPhone, la innovación: hacer cosas que hasta entonces nadie se había atrevido ni tan siquiera a plantear. Apple ha sido capaz de revolucionar el segmento de los teléfonos inteligentes para hacerse un hueco, un enorme hueco, en un mercado con un enorme potencial de crecimiento;  las operadoras estiman que en menos de tres años el tráfico en Internet en los móviles superará al tráfico de los enlaces de banda ancha fija.

(Intencionadamente no se ha incluido una referencia a las novedades de iPhone 4G porque para eso ya está el sitio de iPhone en la web de Apple).

Volviendo a la pregunta del inicio, ¿justifica toda esta innovación pasar una noche esperando a las puertas de las tiendas de gadgets para ser el primero en adquirirlo? Que cada cual opine.


www.tonsofit.com


RSS

3 comentarios

  1. Hay que felicitar al amigo ROI por su articulo, brillante exposicion.

    Es cierto, este producto tiene mucho tiron. Es sencillo, intuitivo, limpio, etc. no ofrece "resistencias ni complicaciones", el sabe en cada momento que hacer, no hace falta resetearlo (Oh Dioses que liberacion!!!!).

    No deja de llamarme la atencion que un producto que puede utilizar desde un niño hasta un anciano tenga un precio que limite sus ventas, ya que por su coste esta dirigido un mercado muy concreto de consumidores. Este precisamente ha podido ser uno de sus principales exitos, y es que no podemos olvidar que tiene un aura de exclusividad.

    Parte de su exito tambien lo tiene por el modelo de sociedad que estamos acuñando: el geek, el tecnopata. Nos hemos hecho dependientes de las nuevas tecnologias, utilizamos consolas, telefonos, agendas, camaras de fotos, etc, como diria mi madre: "son un monton de atxisperris". Lo cierto es que gusta al usuario y este le premia a la compañia con la compra del dispositivo por su buen hacer. Realmente es toda una experiencia utilizarlo, es muy agradable. Se nota que ha hecho un gran trabajo escuchando al usuario final.


    Yo no me pasaria toda la noche en un comercio a la espera de su apertura para comprar un producto,a menos que fuera una liquidacion salvaje y te esten casi que regalando el producto. Mi cuerpo necesita un descanso y creo que se puede esperar hasta el dia siguiente.

    Creo que el fenomeno de ser el primero en comprar se esta fomentando y tiene que ver mucho con la vanidad de las personas, con la competitividad, la exclusividad. Todo estos valores son en cierta medida sanos, ahora: ¿por un aparato? la respuesta es NO y lo tengo claro, aunque he de reconocer que yo tambien quiero uno.

    He hechado de menos que comentaras que tambien la novedad presenta algun inconveniente. Todos somos conocedores de los problemas de cobertura del IPHONE4 segun como lo cojas. Aprovecho para pedirte que un dia hagas una comparativa con un dispositivo basado en Android.

    ResponderEliminar
  2. Quizá también tenga que ver en el éxito del iPhone que una encuesta reciente muestra que quienes lo poseen tienen más (no sé si mejores) relaciones sexuales. Curioso cuando menos...

    Los usuarios de iPhone tienen más sexo que los de otros teléfonos

    ResponderEliminar
  3. Circunstancias de la vida han hecho que me haya visto con dos terminales: Un HTC Magic con Android y un iPhone. La evolución de mi satisfacción como usuario ha seguido trayectorias inversas.
    El dispositivo Android suponía mi entrada en el mundo de los smartphones, mi primera tarifa plana de datos costeada de mi bolsillo, mi primer dispositivo táctil, amigos con el mismo dispositivo con los que compartir experiencIas... Ilusión como buen geek que es uno. Estaba encantado y cada vez que me topaba con alguien con un iPhone le pedía permiso para comparar, chachareaba y me decía: son muy similares, le falta un poco, quizás con otro terminal... Y me refugiaba en la maravillosa integración con el mundo Google del cual soy un ferviente usuario: gmail, Google maps, latitude, su buscador...
    De un tiempo a esta parte el terminal comenzó a ralentizarse, hasta el punto de comentar con un amigo que los operadores y constructores de dispositivos seguro que mediante software ralentizaban intencionadamente los dispositivos para favorecer su sustitución...
    Y de repente llegó mi iPhone. Esa pequeña distancia que yo quería creer que había reulto ser un abismo. Y probablemente sea más a nivel de dispositivo que de SW. A este nivel únicamente destacar que el tiempo de respuesta del iPhone es espectacular en relación con Android. La multitarea de Android penaliza los tiempos de respuesta hasta el punto que te ves obligado a instalar una aplicación de gestión de las aplicaciones en ejecución. Si el rendimiento va a verse tan seriamente perjudicado quizás la principal pega del iPhone no sea tan mala.
    Y a nivel de dispositivo, no sé como serán los demás, pero ni el teclado ni la pantalla dan las prestaciones que proporciona el iPhone.
    En definitiva, creo que va a ser complicado hacerme salir del iPhone a otro dispositivo. Sé que es más caro, pero en este caso creo que el precio en relación a las prestaciones está más que justificado. Así como no me compraría un iPad (a pesar de que esté redactando este comentario con uno) sí que pagaría por tener un iPhone.

    ResponderEliminar


Los contenidos de Tons of IT están sujetos a licencia Creative Commons Reconocimiento 3.0 salvo donde se indique lo contrario.